La edición 2018 de la Tomatina destacó por la implementación de “Puntos Violeta” para combatir las agresiones sexuales, conformados por el Movimiento Mujeres Democráticas de Buñol y voluntarias
La localidad valenciana de Buñol celebró hoy la batalla conocida como la Tomatina, que como cada último miércoles de agosto tiñe de rojo las calles de esta población con una guerra a base de 145,000 kilos de la hortaliza conocida como tomate o jitomate.
La fiesta, que coincide con la celebración de San Luis Bertrán, santo patrón de la ciudad, se ha convertido en un escaparate del turismo internacional, por el que la localidad española de Buñol recibe unas 22,000 personas provenientes del mismo país y otras 50 naciones como China, Australia, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Rusia, además de estados latinoamericanos, según fuentes municipales.
Ante este escenario, la autoridad local pone a la venta 17,000 entradas y reserva 5,000 gratuitas para los vecinos de Buñol. Así, un total de 22,000 personas disfrutarán de una fiesta en la que se forman auténticos ríos de tomate.
Brigadas de limpieza de la localidad, ayudadas por los propios vecinos, limpian las calles mientras los participantes en la tomatina aprovechan el agua de las mangueras para quitarse los restos del fruto pegado al cuerpo.
Los orígenes de la “Tomatina” se encuentran en 1945, cuando en el último miércoles de agosto en esta localidad valenciana dos jóvenes se dirigían a la plaza principal a ver los desfiles de gigantes y cabezudos. Para hacerse un hueco entre la multitud decidieron entrar con empujones provocando la caída de un músico, que enfadado comenzó a golpear todo lo que encontraba a su paso.
Pronto varias personas se cruzaron en la discusión y tomaron prestados unos tomates maduros para comenzar una batalla campal. Al año siguiente repitieron la batalla con tomates traídos de casa, de sus propios cultivos.
De otro lado, según las autoridades, más de 700 personas entre miembros de la Guardia Civil, Policía Nacional, la Autonómica y la Local, Protección civil, seguridad privada y voluntarios velaron por la seguridad de la fiesta. Contando con un helicóptero, un hospital de campaña, doce ambulancias y varias cámaras de vigilancia.
En esta edición se instaló un “Punto violeta”, en el que representantes del Movimiento Mujeres Democráticas de Buñol y otras voluntarias, portaron camisetas moradas para acompañar a aquellas personas que hayan sufrido algún tipo de acoso o agresión, sirviendo de enlace con las fuerzas de seguridad.
Así, la Tomatina muestra su compromiso en la lucha contra la violencia machista, ya que con las camisetas moradas también homenajearán a las víctimas de este tipo de violencia para “recordar la necesidad de erradicar esta lacra social e impulsar un gran cambio social”, afirmó en la presentación el concejal responsable del evento, Rafael Pérez.
Buñol, que no llega a los 10,000 habitantes, celebra la Tomatina desde 2002 ya como una Fiesta de Interés Turístico Internacional reconocida por la Secretaría General de Turismo de España, y el objetivo del objetivo del Ayuntamiento es que sea incluida en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, una distinción de la que ya disfruta otra fiesta valenciana, las conocidas Fallas.
Ante las críticas que genera la utilización de tantas toneladas del producto para las batallas campales, organizadores de la Tomatina indican que las más de 100 toneladas de tomate que se emplean son cultivados expresamente para la fiesta y no son aptos para el consumo humano.
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— La Tomatina Oficial (@LaTomatinaInfo) 29 de agosto de 2018
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