La Real Sociedad suficiente tuvo en el primer acto con defender su tanto
Este domingo el Real Madrid enfrento a la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu; sin embargo, a pesar de su localía cayó derrotado 0-2 y así se despide de la lucha por el título de La Liga.
Todo se volvió en contra del Real Madrid para dar un nuevo paso atrás en Liga. El ‘efecto Solari’ se diluyó con su primera derrota liguera en el Bernabéu. Sin suerte, ni puntería, clamando ante el colegiado y el VAR. Sin soluciones futbolísticas más allá de un joven que ilusiona al madridismo como Vinicius.
Era la apuesta de Solari en su once, el enésimo portazo en la cara de Isco, suplente un día sin Bale ni Marcos Asensio. El fútbol de Vinicius es ajeno a todo. Da igual el clima de tensión que se respire en una grada que mostró su decepción a Marcelo.
El Real Madrid se agarró con fuerza a Vinicius cuando se vio por debajo en el marcador. El examen a un equipo alicaído comenzaba con un penalti absurdo de Casemiro. Sobrexcitado, en un lateral del área en una acción sin gran peligro no se puso freno. Atropelló a Merino a los 70 segundos de partido. Como si el tiempo fuese a condicionar la decisión del colegiado que no dudó en señalar el penalti que transformaba Willian José.
La Real Sociedad suficiente tuvo en el primer acto con defender su tanto y mantenerse en pie. Al descanso se iba victorioso tras ver como Casemiro perdonaba un testarazo tras córner y como el poste repelía un centro suave de Lucas.
Por si le faltaba poco al Real Madrid, los jugadores explotaban contra el arbitraje. Lucas Vázquez recibió la segunda amarilla y dejaba a su equipo en inferioridad. Vinicius que había rozado el empate con un disparo buscando la escuadra, se fue de todos por velocidad y fue derribado por Rulli dentro del área. El colegiado no vio penalti y el VAR no corrigió su decisión siguiendo sus normas de uso.
De la efervescencia, se pasó a la más profunda decepción. Restaban siete minutos para el final cuando la Real sentenciaba. Con espacios y libertad de movimiento, Willian José ponía suave el balón a la testa de Rubén Pardo para terminar de resucitar a su equipo y convertir, nuevamente en enero, en prácticamente un imposible el título liguero para el Real Madrid.
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