Considerada una de las principales pandemias actuales, el Sida impactó en la opinión pública en los años 80 del siglo XX y la música no ha quedado exenta de llevar un mensaje de conciencia, empatía y prevención
Fue en la década de los 80 que empezamos a escuchar sobre el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (Sida) en los medios de comunicación. Específicamente cuando el actor Rock Hudson declarara que padecía el Síndrome de Inmunodeficiencia Humana Adquirida; un 30 de julio de 1985, muriendo un par de meses después. Siendo catalogado como “la muerte que abrió los ojos del mundo al drama del Sida”.
Ante esto, las distintas formas de arte y comunicación comenzaron a abordar el tema. Ya fue en películas, pinturas o canciones. Además, que después de Hudson fuimos conociendo a otras celebridades que estaban contagiadas del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que genera la enfermedad.
Sin embargo, la relación entre este cuadro y la música puede abordarse desde varios ángulos. Músicos que murieron por dicha enfermedad, canciones que la abordan, estrellas que se volvieron activistas, como Madonna, y la música que acompañe a quienes pasan por dicho trance.
Entre los cantantes más conocidos que perdieron la vida por esta causa, están Freddie Mercury, líder de Queen, el contratenor de origen alemán Klaus Nomi, el pianista Liberace, el músico de salsa Héctor Lavoe y la cantante cubana de boleros Elena Burke.
En el caso del vocalista de Queen, fue una historia conocida a nivel mundial, en la que se especuló mucho sobre su estado de salud. Revelándose su condición, poco antes de que finalmente muriera.
Destaca “The Show Must Go On”, escrita por Brian May para Freddie Mercury quien se encontraba en los últimos meses de vida a consecuencia de los estragos de la enfermedad, y narra un inminente final en el que la voz se aferra a la idea de que el espectáculo debe continuar, aunque por dentro su corazón esté muriendo.
Pero también están los temas que hablan sobre el Sida. Uno de los ejemplos más poderosos en español es “El fallo positivo” de Mecano, que denuncia cómo el miedo y la ignorancia son el peor enemigo de esta pandemia, anteponiendo la ciencia y la conciencia al oscurantismo.
Pero antes de los españoles, estuvo “El gran varón” interpretada por Willie Colón, que narra la desventura de Simón, un hombre rechazado por su padre por ser transexual y quien muere en la sala de un hospital “de una extraña enfermedad”, sin que nadie le llorara.
Otro ejemplo es “Tú También”, de la española Marta Sánchez, que podría entender como el relato de una generación que se vio sorprendida por una enfermedad, cambiando radicalmente la forma de ver el mundo, aterrados de cómo las víctimas caían “a dedo” en los primeros años que se desconocía a fondo las maneras de contagio y prevención.
Esto en español, pero en inglés, a principios de los 90 One de U2 fue adoptada por muchos como el mensaje de amor y empatía hacia quienes daban positivo en VIH. “Un amor, una sangre, una vida. Tienes lo que debes, una vida con cada uno: hermanos, hermanas. Una vida, pero no la misma”.
Pero casi a mediados de los 90 surge el tema que muchos volvieron estandarte de la lucha contra el SIDA. “Streets of Philadelphia” de Bruce Springsteen, tema principal de la película Philadelphia que conmocionó a los espectadores al mostrar de manera muy cruda (para la época) la batalla épica de un prominente abogado por defender sus derechos básicos tras un despido por su calidad de homosexual y seropositivo.
Por último, están las canciones que plasman la desolación de los seres queridos de un enfermo de Sida. Del familiar que está frente a la cama del paciente que ama, que lentamente la enfermedad lo destruye en un proceso terminal, mientras se pregunta en qué momento la vida lo sorprendió por la espalda, en qué momento surgió un padecimiento tan cruel con quien lo presenta y por la que no debemos bajar la guardia en su prevención.
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