El uso del baño es uno de los principales factores que contribuyen a nuestra huella hídrica. Optar por un inodoro de compostaje en lugar de uno convencional podría ser una medida efectiva para reducir el consumo de agua.
En medio de una de las peores crisis hídricas que enfrenta México, el uso de un baño seco emerge como una de las soluciones más viables. ¿Has considerado la cantidad de agua que se desperdicia en el baño? Tan solo una descarga promedio en un inodoro convencional utiliza entre 10 y 16 litros. Ahora, imagina multiplicar eso por la frecuencia con la que se utiliza el baño en un día, por el número de personas que viven en tu hogar, y por la cantidad de hogares en todo México.
En este análisis, estamos limitando nuestra consideración al uso doméstico únicamente. Sin embargo, si agregamos los baños públicos, los de servicios y los espacios de trabajo, la realidad es que la cantidad de agua utilizada en México solo para el transporte de heces y orina es abrumadora. Además, es importante tener en cuenta que los sistemas de tratamiento de aguas residuales no son adecuados en todo el país. Esto podría resultar en la contaminación de cuerpos de agua o en el riego de campos de cultivo con aguas residuales no tratadas.
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Como su nombre indica, un baño seco es aquel que prescinde del uso de agua para el manejo de nuestros desechos. En su lugar, estos pueden ser fermentados o compostados, lo que no solo previene la contaminación del agua, sino que también aprovecha los residuos para enriquecer la tierra.
El primer sistema implica reunir tanto las heces como la orina en cámaras sin necesidad de separarlas. Requiere una instalación especial que facilite la oxigenación de la cámara y una capacidad grande para almacenar los desechos. Por otro lado, el segundo sistema requiere que los desechos sólidos y líquidos sean separados. Los sólidos se mezclan con material orgánico, como aserrín o hojas, y se compostan.