La primera misa en la Capilla Sixtina se realizó con motivo de la festividad de la Asunción de María el 15 de agosto de 1483, en la que Sixto IV la consagró a la Virgen María
La Capilla Sixtina no solo es uno de los mayores tesoros de la ciudad del Vaticano en Roma, sino de toda la humanidad gracias a su decoración, hecha a base de frescos en el techo que realizó el renacentista Miguel Ángel Buonarroti, uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.
La Capilla Sixtina es una de las capillas del Palacio Apostólico en la Ciudad del Vaticano, donde se encuentra la residencia oficial del papa, y el edificio se construyó entre 1473 y 1481 durante el pontificado de Sixto IV, a quien se debe su nombre actual, y el arquitecto encargado de la construcción fue Giovanni de Dolci.
Las obras se terminaron en 1482, y con motivo de la festividad de la Asunción de María el 15 de agosto de 1483, Sixto IV celebró la primera misa en la capilla, consagrándola a la Virgen María.
En un principio funcionó como la capilla de la fortaleza vaticana y era conocida como Cappella Magna y tras la intervención ordenada por Sixto IV, ha servido para celebrar actos y ceremonias papales, como eel cónclave del Colegio cardenalicio en el que se elige al nuevo papa.
Pero en sí, la Capilla Sixtina pasó a la inmortalidad porque Miguel Ángel rompió los moldes y esquemas del arte renacentista con los frescos que recubren completamente sus paredes y techo. Aunque también estuvieron involucrados personajes como Botticelli, Perugino o Luca.
Particularmente, este último decoró por encargo del papa Julio II la bóveda de la capilla creando entre 1508 y 1512 una obra de arte sin precedentes que cambió el curso del arte occidental que consta de dos partes; una sobre la vida de Moisés a la izquierda del altar y otra sobre la vida de Jesucristo a la derecha. Además de los retratos de todos los papas que hasta entonces habían gobernado la Iglesia.
Años más tarde, entre 1536 y 1541, pintó El Juicio Final en la pared del altar, para los papas Clemente VII y Pablo III.
La Creación de Adán es una de las imágenes más conocidas de la Capilla Sixtina y se encuentra situada en la parte central de la bóveda, representando la historia del Génesis en la que Dios da la vida a Adán.
Bajo los frescos de La Vida de Moisés y La Vida de Cristo, la parte inferior de las paredes está decorada con cortinajes de oro y plata pintados en trampantojo. Sobre los frescos de las Vidas, la parte superior está dividida en dos zonas.
En la zona inferior, entre las ventanas, hay una Galería de Papas, pintada al mismo tiempo que las Vidas. Sobre de los arcos de las ventanas están los lunetos, donde se encuentran los Antepasados de Cristo, pintados por Miguel Ángel como parte de la decoración de la bóveda.
Entre las asombrosas historias que se cuentan alrededor de la Capilla Sixtina, está que en un inicio Miguel Ángel rechazó el encargo de decorarla, considerándolo un trabajo exageradamente grande, levantando sospechas y que incluso le levantaba sospechas de haber sido recomendado para esta encomienda de pintar 460 metros cuadrados en bóveda, por sus rivales para verlo fracasar pues en aquel tiempo la técnica del fresco era casi desconocida y no permitía vacilaciones o errores.
De esta manera, a más de 500 años, los frescos de Miguel Ángel son considerados una de las obras cumbre de la historia de la pintura con su asombrosa complejidad iconográfica, sorprendiendo y atrayendo aún a multitudes de visitantes por lo complejidad que requirió por parte de Miguel Ángel, debido al tamaño monumental de las figuras y la dificultad de aplicar la pintura siguiendo la curvatura de la estructura.
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