La exposición La Audrey íntima rinde homenaje, con más de 800 fotografías y cientos de objetos a la actriz que hoy hubiera cumplido 90 años
Pocas actrices de otros tiempos siguen tan presentes y son tan reconocibles como Audrey Hepburn, con esa silueta estilizada y sus elegantes vestidos de Gyvenchy, una mujer cuya vida más íntima, que siempre mantuvo al margen de los focos, queda ahora al descubierto a través de la mirada de su hijo Sean.
La exposición La Audrey íntima, inaugurada esta semana, rinde homenaje, con más de 800 fotografías -algunas inéditas- y cientos de objetos a la actriz, nacida en el barrio de Ixelles (Bruselas), y que hoy hubiera cumplido 90 años.
“Me pareció bonito celebrar este aniversario regresando a Bruselas”, explicó el hijo mayor de la artista, Sean Hepburn Ferrer, quien añadió que el objetivo de la muestra, que ha tardado más de una década en preparar, es dar a conocer a “la niña” y “la mujer”, al margen de la leyenda e icono de Hollywood.
Pocos saben de los primeros años en la capital belga de Audrey Kathleen Ruston, su nombre original, hija de madre holandesa y padre británico que trabajaba para el Banco de Inglaterra en Bélgica.
La actriz vivió un par de años en Inglaterra cuando era niña para perfeccionar su inglés y pasó su adolescencia en Holanda, durante la guerra.
Según su hijo, se trata de la primera exhibición completa, que reúne “conceptos, imágenes, escrituras, dibujos y videos”, a diferencia de otras muestras precedentes que se habían centrado en su “sentido de la moda” o los vestidos que lució en sus películas.
“Después de 25 años, me pareció que Audrey Hepburn no está en un sólo objeto, es una filosofía”, explicó Sean Hepburn, que confió en que las personas que visiten la exposición descubran “la humildad y sencillez” de esta mujer, que siempre destacó por su sofisticación y elegancia en la pantalla.
“Mi madre siempre buscó lo simple, lo normal, lo natural. No éramos una familia hollywoodiana”, señaló su hijo, que aseguró que en su casa “no había sala de proyecciones” y que la actriz considerada un icono del estilo, “vivió toda su vida en un pequeño vestido de algodón”.
Sean nunca fue consciente de que su madre era una celebridad y descubrió esa faceta poco a poco, tal como él mismo está haciendo que sus propios hijos la conozcan, indicó.
El vestido de novia que lució la actriz en su boda con el actor y director Mel Ferrer, la Vespa de la película Vacaciones en Roma o los discursos que escribía de su puño y letra en los últimos años de vida, cuando hacía de embajadora de UNICEF, figuran entre los objetos expuestos en las dos plantas de la galería Vanderborght, en pleno centro de Bruselas.
Completan la exposición fragmentos de algunas de sus películas emblemáticas y fotografías de su día a día, con sus hijos, las parejas que tuvo a lo largo de su vida, los amigos más íntimos o las casas donde vivió o pasó sus vacaciones, incluida una en Marbella (“la casa de mis padres hasta que se separaron”) y otra en Madrid.
Las imágenes muestran a la joven Hepburn aspirante a bailarina, que trató de hacer carrera en Londres pero que desistió de su sueño siguiendo el consejo de una profesora de danza, y a la ya consagrada actriz, así como su etapa de madurez, centrada sobre todo en su labor humanitaria en África, antes de morir en 1993.
Los beneficios obtenidos de la exposición, que podrá verse hasta el próximo 25 de agosto, se destinarán a luchar contra las enfermedades raras y el cáncer.
“El objetivo de esta muestra no es promover a Audrey Hepburn, ella no lo necesita, sino seguir su trabajo, recabar fondos” para combatir ese tipo de patologías, dijo su hijo, que recordó que perdió a su madre “por un cáncer raro, que toca a una persona en un millón”.
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