El mural que retrataba la primera vez que corría la sangre en un 1° de mayo fue pintado por David Alfaro Siqueiros sin que nadie pudiera admirarlo
Corría el año de 1952 cuando la política interna del presidente Miguel Alemán polarizó a la sociedad mexicana, el fortalecimiento de la imagen del presidente y el autoritarismo con el que eran manejados medios de comunicación y diversos sindicatos de trabajadores provocaron una severa irritación social.
A lo largo del sexenio de Miguel Alemán los conflictos laborales y políticos fueron una constante, especialmente luego de que la inflación económica provocara la devaluación de la moneda en 1949.
El pueblo padeció de los malos manejos de los comerciantes, quienes de forma acaparadora, provocaron el aumento de los precios al almacenar sus existencias.
Pero fue el sometimiento a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y de otros sindicatos independientes los que provocaron que los obreros salieran a la calle y se manifestaran el 1 de mayo de 1952.
La manifestación obrera fue anunciada como oficial y ultramexicana, por eso se pidió a los proletarios que olvidaran banderas rojinegras y las consignas internacionalistas, y en su lugar portaran banderas mexicanas y retratos del primer mandatario.
El Partido Comunista, el Obrero Campesino y demás organizaciones de izquierda también convocaron a los militantes a concentrarse a un costado del Palacio de Bellas Artes para integrarse a la manifestación.
No obstante, el régimen no estaba dispuesto a tolerarlos y con un grupo de paramilitares fueron convocados para someterlos.
De acuerdo con los diarios de la época, un grupo de 500 personas aproximadamente, otras fuentes señalan mil, entonaban cánticos “rojillos” y portaban pancartas con leyendas contrarias al régimen, ofreciendo La voz de México -el periódico de los comunistas- en las inmediaciones de Bellas Artes.
Para impedir que este contingente llegara al Zócalo, la Acción Revolucionaria Mexicanista o Camisas Doradas provocaron a los militantes de izquierda arrebatándoles su propaganda comunista mientras les mostraban las pistolas que portaban en la cintura.
A los miembros del Partido Obrero y Campesino de México (POCM) les arrebataron los carteles contrarios al presidente, los rompieron y con los palos que sostenían las pancartas los golpearon.
A las 10:30, aproximadamente 50 dorados y agentes encubiertos se enfrentaron con los comunistas dispersos por la avenida Juárez que intentaban formar una columna y dirigirse al Zócalo.
Durante el enfrentamiento uno de los dorados disparó dos balazos en el estómago de un joven de 17 años del Instituto Politécnico Nacional, identificado como Luis Morales Jiménez.
El funeral del estudiante politécnico fue un acto político en el que participaron todas las corrientes de la izquierda y los diarios subrayaron que era la primera vez que corría la sangre en un 1° de mayo.
Como testimonio directo, Faustino Mayo tomó una fotografía del estudiante politécnico al momento en que su madre le lloraba al reconocerlo.
Siete años después, en 1959, uno de los más grandes muralistas y socialistas de México, David Alfaro Siqueiros pintó la escena dentro del edificio de la Asociación Nacional de Actores evidenciando las “formas políticas” del gobierno emanado del partido oficial, subrayando la presión social en las calles y la represión policíaca.
El mural que no gusto nada al sucesor de Alemán, el presidente Adolfo López Mateos quien prohibió que se exhibiera y mando tapiar el mural.
Solo unos cuantos meses después, el 9 de agosto de 1960, Siqueiros en ese entonces Presidente del Comité de Presos Políticos y la Defensa de Libertades Democráticas fue apresado, acusado del delito de Disolución Social y enviado al Palacio Negro de Lecumberri.
Cuatro años después, el 13 de julio de 1964, Siqueiros fue liberado, pero para entonces el mural había sido completamente destruido por orden del presidente López Mateos.
La imagen de esta pintura sólo se conoce por una fotografía tomada al momento de realizarse.
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