Miguel Ángel Mora Marrufo
Después de concluir el LVI Congreso y Asamblea de la FMOPDH en Oaxaca donde fui designado vicepresidente de la zona norte de la Federación de Derechos Humanos, me encuentro parado en el aeropuerto de Hermosillo dado que, como es costumbre, en estas épocas, al aeropuerto de Tijuana lo cubre una densa neblina que no permite que vuelo alguno aterrice o despegue de la pista. Por cierto, sólo por remembranza puedo decir que Oaxaca me sigue y seguirá impresionando por sus contrastes, gente y multiculturalidad.
Lo positivo de la vida, quiero agregar, es que las personas, no obstante que hay quienes pierden la esperanza poco a poco en la humanidad, están habidas de construirse en comunidad, de reconocerse en el otro, de rescatar la empatía y de sentirse juntos ante una situación como esta de incertidumbre en un aeropuerto ajeno a tu casa; en la que nadie tiene poder para cambiarla. Ante la espera sólo queda la paciencia colectiva y la unión en comunidad, esa que se creó rápidamente por una adversidad común. Hoy por la misma causa o motivo para todas las personas es que aquí esperamos.
Según conté fueron 5 ó 6 vuelos llenos, es decir; entre 600 y 800 personas que cambiaron su ruta, su destino y tal vez el destino de las familias que nos esperan. Con asombro y con alegría observo que hubo quienes se turnaron para compartir cargadores de teléfonos celulares ante la escasez de conectores, cigarrillos, información, la intensión de no sentirse solo (como en mi caso). Incluso, hubo quienes hicimos rondas para ir a buscar la información que todos queremos, que todos esperamos.
Esto, justamente, es una forma de entender los derechos humanos, como técnicas de convivencia, como marcos de reflexión, basados en nuestras conductas y valores. Y aunque como todo en la vida, en el yin y el yang, hay buenos y malos, hay negativos y positivos. En esta espera prevaleció el sentido común, el respeto al otro,
hicimos y se construyó una comunidad. Eso justamente es lo que hay que rescatar
de las personas y refrendar la fe y esperanza en la vida humana.
Los derechos humanos son una respuesta real, para buscar y alcanzar la felicidad, para recuperar proyectos de vida, para poner al centro a las personas y sus sueños.
Miguel Ángel Mora Marrufo, fue seleccionado por la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos como vicepresidente de la Zona Norte de la Federación. En septiembre de 2019 fue designado de manera unánime por el Congreso del Estado como presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California.