Las condiciones desiguales en educación, economía y sociales repercuten en la salud de las mujeres en el mundo
Hoy se cumplen 33 años de que se estableciera el Día Internacional por la Salud de las Mujeres.
El objetivo sigue siendo hacer un llamado para evitar la desigualdad en el acceso a los sistemas de salud entre hombres y mujeres y disminuir la tasa de mortalidad en mujeres, debido a la desatención médica.
Dado que la esperanza de vida al nacer de las mujeres es más alta que la de los hombres, las primeras conforman la mayor parte de los adultos de 65 años y más de edad, por lo que requieren mayor tiempo de atención médica. En América Latina y el Caribe, en la población de 80 años, es de dos mujeres por cada hombre.
Las mujeres, por su mayor longevidad, discapacidad y desprotección social son más vulnerables física y económicamente y es en estos factores en los que hay que enfocarse, asegura la Organización Panamericana de la Salud.
“En general, las mujeres tienen menos acceso a recursos para desarrollar sus capacidades; también tienen menos oportunidades de tener vivienda, tierra, trabajo remunerado decente, ingresos y participación política y de tomar decisiones, incluso sobre su salud”, afirma la organización.
Eso sumado a los roles asignados a cada sexo, que tradicionalmente han descargado sobre las mujeres la responsabilidad de la salud de los otros miembros del hogar, y no la de ellas mismas.
Sin embargo, pese a la contribución sostenida de las mujeres al mejoramiento de la salud, este aporte continúa siendo invisible, desvalorizado y carente de apoyo, por considerarse una función intrínseca de la naturaleza femenina.
Este tema requiere atención especial, dada la demanda creciente de cuidado de la salud en los hogares como producto del envejecimiento de la población, la mayor prevalencia de enfermedades crónicas en las mujeres, indica la organización.
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AFG