Solo es una fruta en la pared. No obstante, de acuerdo con el “artista”, representa una crítica a la sobrevaloración de los objetos materiales
Para aquellos interesados en el mundo del arte, hace una semana se hizo viral una noticia acerca de un plátano. La obra de Maurizio Cattelan Comedian (comediante) fue instalada formalmente como una obra del Guggenheim, un prestigioso museo de España.
El anuncio realimentó un debate global desatado en diciembre pasado, cuando el artista italiano sorprendió al vender dos plátanos pegados a la pared de un stand de Art Basel Miami por 120 mil dólares cada uno.
Pero ¿por qué alguien pagaría esa cantidad por una fruta? Para explicar este fenómeno, también es necesario preguntar por el arte conceptual.
En sí, la obra “comediante” solo es un plátano pegado a la pared con cinta adhesiva. No obstante, de acuerdo con el “artista”, representa una crítica a la sobrevaloración de los objetos materiales. Además, se trata de una pieza que no es única. Tiene dos reproducciones más. El plátano se ha vendido a manera de certificado para montar la “obra” en un total de 390 mil dólares. Es decir, que, con la compra, los ofertantes ganaron el derecho a comprar un plátano y pegarlo a la pared.
Como añadido a la superficialidad de la “obra”, si entras a la página de la galería, no encontrarás la famosa banana, pero si un catálogo de mercancía con la banana estampada. A este vacío existencial se añaden, aparte, unas intervenciones más.
Reinvenciones
Durante la exhibición de Miami, David Datuna, otro “artista” de la talla de Cattelan, se apareció en la feria para “reinventar” la pieza. Sin que ningún medio de seguridad lo instara a retirarse, se dio a la tarea de ingerir el Plátano. Su respuesta en el lugar fue: “me comí a la obra y su concepto… No soy un ser humano normal, soy un artista”
Luego de esta acción, se decidió retirar la pieza. En las redes de la galería, se dieron explicaciones del por qué, y en pocas palabras se argumentó que mantenerla después de lo ocurrido podría generar más polémica.
Queda en la consideración del lector opinar si el objeto es o no obra de arte. Cabe destacar que existe una fijación oral por parte de los artistas con esta fruta. Para bien o para mal, la de Cattelan no es la primera ni la última que existirá. Antes estuvo Andy Warhol con su portada para Velvet Underground, con un simple plátano amarillo como portada.
La musa del plátano también iluminó a Jeanne Silverhorne, quien colocó la cascara de un plátano en el suelo como puesta artística. Aparte de ella, otra perfonmancera, Adriana Lara, hizo el mismo gesto.
Como otra muestra, Paulo Nazareth colocó un camión entero lleno de bananas. La misma “obra” se exhibió en la feria Art Basel de Miami. Con el título “Banana Market, Art Market, tuvo toda una intervención del público que el mismo artista no aceptó.
A diferencia de la de Cattelan, para Nazareth su pieza era intocable. A tal grado llegó su fijación que, cuando una asistente decidió agarrar un plátano y comérselo, Nazareth hizo que la pobre visitante pagara 20 dólares por banana consumida.
El problema de todo el asunto relacionado con el Plátano en todos estos ejemplos no es tanto la institución de lo banal; sino la opinión de las personas. ¿Ustedes que opinan, es arte pegar un fruta, o cualquier cosa a una pared? ¿Una obra cuenta por su concepto o por lo que transmite? ¿A tal punto ha llegado el medio artístico que basta con dar un idea para que la gente acuda en masa a los museos a ver cosas tiradas en el suelo, camas, manchones de tinta y muestras de luces? La respuesta recae en ti.
Si quieres conocer un poco más sobre el asunto del plátano, te dejo un video que hice en colaboración.
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CAB