Además hay 20 heridos, cinco de ellos de gravedad, entre las víctimas mortales está un miliciano, quien era el objetivo del ataque
La pérdida de la inocencia es una de las consecuencias de las guerras, Afganistán es un país que lleva varios años en un conflicto, dejando a miles de inocentes afectados, haciendo que los niños sean parte activa del conflicto, arriesgando sus propias vidas.
El día de hoy un pequeño de 10 años, se inmoló en una boda que se celebraba en el distrito de Pachir-Aw-Agam, en la provincia de Nangarhar, al este de Afganistán, el novio era un sobrino de un importante miliciano de la localidad.
El resultado de este ataque fue de 10 personas muertas y 20 heridos, cinco de ellos se encuentran en estado grave.
Entre los muertos está el pequeño kamikaze, Hajji Turkhan, comandante de una milicia local que combate a la insurgencia, quien era el objetivo del ataque, los dos hijos del militar, el resto son civiles invitados, indicó el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.
El atentado aún no ha sido reivindicado y los talibanes negaron su participación, de acuerdo con un mensaje en la red social Twitter del portavoz talibán Zabihullah Mujahid, que subrayó que sus militantes no tienen “nada que ver” con lo sucedido.
En la provincia de Nangarhar se encuentra el principal bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que suele estar detrás de atentados suicidas con víctimas civiles.
Los ataque en bodas en Afganistán se han vuelto comunes, aunque generalmente se usan explosivos que se dejan en carreteras, pero también hay otra cara de la moneda: las autoridades abren fuego al creer que son reuniones de los insurgentes.
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