La cultura en Mauritania ve a las mujeres obesas como un sinónimo de belleza, riqueza y amor hacia su futuro esposo
En el país africano de Mauritania, una joven denunció que adquirió una grave enfermedad luego de que su familia la obligara a cumplir con la tradición de engordar para poder casarse.
Las niñas que viven en la zona rural de éste país deben someterse al Leblouh, una costumbre que surgió en el siglo XI donde los padres llevan a sus hijas a un tipo de retiro o granja para consumir alrededor de 10 mil calorías al día.
En este retiro, las niñas son obligadas a beber leche de camello, que contiene altas cantidades de grasa, y comen mantequilla para pesar entre 80 y 100 kilos. Si se rehúsan, son castigadas físicamente.
Bajo este esquema, la joven Choueina Ahmed MBarik de 17 años fue obligada a comer a la fuerza para poder casarse con su primo, lo que le trajo severos problemas respiratorios y en sus articulaciones.
La adolescente originaria de la región de Nouakchot, capital de Mauritania, sufrió acoso familiar por su apariencia.
“Mi familia me decía que todos se burlaban de mí porque soy flaca y fea, y que debía solucionarlo para que me convirtiera en bella y gorda porque así les honraría en la sociedad y nos haría felices. Pero eso era una trampa para mí y no lo sabía”, recuerda Chouein.
La cultura en Mauritania ve a las mujeres obesas como un sinónimo de belleza, riqueza y amor hacia su futuro esposo.
La activista Aminatu Mint El Moktar, presidenta de la Asociación de Mujeres Cabeza de Familia y candidata para el Premio Nobel de la Paz en 2015, señaló que esta práctica es considerada un tipo de violencia a la mujer y es una práctica que el gobierno y las organizaciones intentan detener, a pesar de que algunas madres piensan que es la única manera de hacer que funcione el matrimonio.
“Esta violencia se basa en dar de beber mucha leche, comer de forma permanente y moverse poco. Y después está la versión moderna, que incluso a veces decide la propia joven, que consiste en tomar corticoides y fármacos de animales para poder engordar. Más vinculada a zonas urbanas”, reveló.
Algunas de estas mujeres han muerto y otras más padecen crisis cardíacas, reumas, deformaciones, vello facial, ansiedad, dolores en el cuerpo e insomnio.
Hace 20 años era mucho más común esta práctica, pero ahora quedan resquicios, fundamentalmente en zonas rurales de interior. Ya está muy mal visto y son una evidencia los problemas de salud que acarrean, relató Wahba Malloum, responsable de Comunicación de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Mauritania.
Contenido relacionado
Indignación en Malasia por matrimonio de un hombre de 41 años con una niña