Juan Ramón acudió el domingo como buen hijo para celebrar junto a su familia el Día del Padre, solo para encontrar a su madre llorándole frente a un ataúd donde todos pensaban que yacía
Una comunidad quedó perpleja luego de que un joven a quien habían dado por muerto y a quien velaban, apareciera en medio del funeral como si nada, esto en Paraguay.
Juan Ramón Alfonzo Penayo, de 20 años, había sido declarado muerto por autoridades de Amambay, Paraguay, luego de que su familia identificara que el cuerpo calcinado que se había encontrado el viernes era de él.
La familia llevaba días sin saber de Juan Ramón y temían lo peor. El cuerpo, irreconocible por las quemaduras, fue identificado gracias al calzado, la ropa y un anillo que llevaba que, según ellos, era el mismo que Juan llevaba luego de que su hermana se lo regalara.
El sábado prepararon todo para el encuentro fúnebre al que asistieron familiares y amigos, mismo que se celebraría el domingo.
El Ministerio Público emitió el acta oficial de defunción, y así, el viernes 15 de junio, Juan Ramón Alfonzo Penayo fue declarado finado.
Lo que la familia no sabía era que Juan Ramón estaba vivo y se encontraba en Brasil, país donde le habían ofrecido un empleo al que acudió sin ar aviso a ninguno de sus familiares.
Confiado en las maravillas de la tecnología, Juan Ramón pensaba avisar a sus familiares sobre su paradero a través de la telecomunicación. No obstante, el servicio y la recepción telefónica se complicó en Ponta Porã, municipio del estado de Mato Grosso del Sur junto a la actual frontera con Paraguay.
Después de concluir con sus labores, Juan Ramón, feliz ignorante del escándalo y dolor que su repentina y no anunciada ausencia provocaría a su familia, volvió a casa el domingo por la tarde, justo cuando lo velaban y lloraban por su muerte.
Juan Ramón acudió el domingo como buen hijo para celebrar junto a su familia el Día del Padre, solo para encontrar a su madre llorándole frente a un ataúd donde todos pensaban que yacía, irreconocible por las quemaduras.
El Ministerio tuvo que recoger de nuevo el cuerpo y ahora se enfrenta a tener que identificar al verdadero fallecido.
Mientras tanto, después del susto, la familia asegura estar feliz de que Juan Ramón siga con vida. Vicenta Penayo de Alfonzo, madre del joven, asegura que lloró más de alegría al verlo llegar con bien a casa, pues nunca una madre estará lista para enterrar a un hijo.
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