La investigadora del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM representó a América Latina con sus estudios para reducir el uso de fertilizantes químicos
Por su trabajo sobre el uso de bacterias amigables con el ambiente y sus estudios para favorecer el crecimiento de plantas, aumentar la productividad agrícola y reducir el uso de fertilizantes químicos, María Esperanza Martínez Romero, investigadora del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, fue distinguida con el premio L’Oreal-Unesco a la Mujer y la Ciencia.
“Es muy bueno que se reconozca que hacemos ciencia de calidad en México; esto debería influir para que se otorguen más apoyos económicos a la investigación”, dijo.
Con su proyecto precursor para favorecer la productividad agrícola con la reducción de fertilizantes químicos, la universitaria representó a América Latina.
“Somos pioneros en el uso de herramientas moleculares y genéticas para caracterizar bacterias fijadoras de nitrógeno asociadas a leguminosas, lo que permitió describir nuevas especies de esos microorganismos, algunos con propiedades sobresalientes de resistencia al estrés, que han sido utilizados en la agricultura”, afirmó la universitaria, una de las cinco científicas excepcionales de diferentes partes del mundo que fueron galardonadas.
La distinción, detalló Martínez Romero, es por un cúmulo de trabajos sobre bacterias benéficas asociadas a plantas y animales, en especial a artrópodos nativos de México. “Por ejemplo, en la cochinilla del carmín se descubrió un nuevo simbionte fijador de nitrógeno, que permite al insecto crecer con la savia de los nopales, rica en carbono y pobre en nitrógeno”.
La fijación de nitrógeno proporciona un servicio ecológico que permitiría producir plantas y animales con dietas o condiciones bajas de ese elemento, que es más rentable y pieza clave para la sustentabilidad, resaltó.
En los albores de la genómica
Martínez Romero, exalumna del CCH Naucalpan, afirmó que la genómica es un área emergente del conocimiento, que ha arrojado gran cantidad de datos sobre nuestra información genética, aquélla que se hereda de padres a hijos. “Estos datos tienen que ser decodificados y los investigadores deben tener la capacidad de leer lo que los genomas dicen”.
De esta manera, los genes que causan enfermedades se pueden contraseleccionar, es decir, que los individuos que portan esos genes no se reproduzcan. Otra alternativa es ‘editar’ el genoma: si se sabe que algunos individuos tienen un gen mutante y que probablemente sus hijos padezcan cierta enfermedad, se puede intentar reparar el genoma para “quitarle” el problema, explicó.
En la actualidad, una persona puede hacerse análisis genómicos para saber qué enfermedades podría padecer a futuro, sobre todo si hay antecedentes de afecciones letales o degenerativas. Con este conocimiento, sería factible “arreglarlo” a través del genoma.
No obstante, reconoció la científica, aún existen retos enormes, pues no sabemos cómo funcionan muchos organismos.
Además de Martínez Romero, fueron galardonadas con el premio L’Oreal-Unesco a la Mujer y la Ciencia Abla Mehio Sibai, profesora de Epidemiología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Americana de Beirut; Kristi Anseth, profesora asociada de Cirugía en la Universidad estadounidense de Colorado; Edith Heard, directora general del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, y Firdausi Qadri, investigadora en inmunología de las mucosas por parte de Asia y el Pacífico.
La distinción fue otorgada en diciembre del 2019 y la entrega será en el edificio de la Unesco en París, el 12 de marzo de 2020.
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