Un contingente de aproximadamente mil bomberos ha sido movilizado para controlar el fuego que se ha desatado en el estado de Victoria, ubicado en la región sur del país.
Este jueves, los bomberos de Australia luchan contra un incendio “volátil” a unas pocas horas en coche de la ciudad de Melbourne, el cual ha consumido 10 mil hectáreas y ha resultado en la evacuación de miles de personas.
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Alrededor de mil bomberos se han desplegado para sofocar este incendio declarado en el estado de Victoria, en el sur del país.
“Estarán respaldados por aviones cisterna (…) Estamos echando todo lo que podemos”, dijo Jason Hefferman, responsable de los bomberos, a la cadena televisiva ABC.
“Pronostico que el incendio continuará dinámico y volátil”, agregó.
Por ahora, las llamas han arrasado alrededor de 10 mil hectáreas de bosque y tierras agrícolas.
Los servicios de emergencia instaron a miles de personas de 28 comunidades agrícolas cercanas al fuego a dejar sus casas y dirigirse a centros de acogida temporal.
Aunque no hay cifras oficiales, algunos reportes de medios locales aseguran que más de 2 mil personas han sido movilizadas para evitar que salgan heridas por las llamas o se sofoquen con el humo.
Después de varios años húmedos, Australia enfrenta una de sus temporadas de incendios más intensas desde el catastrófico verano austral de 2019-2020.
En el llamado “Sábado Negro”, los incendios forestales arrasaron la costa este del país, mataron a millones de animales y cubrieron las ciudades de nubes de humo.
Incendios del Sábado Negro
En febrero de 2009, Victoria, Australia, sufrió una tragedia sin precedentes con los “Incendios del Sábado Negro”. Ese desastre natural, desencadenado por altas temperaturas y fuertes vientos, arrasó vastas áreas y cobró la vida de 173 personas. Las comunidades de Kinglake, Marysville y Strathewen fueron las más afectadas, con miles de hogares reducidos a cenizas en cuestión de horas.
Los bomberos lucharon valientemente contra las llamas, pero la magnitud del desastre fue abrumadora. Las imágenes de devastación y desolación conmovieron al mundo, mientras Australia enfrentaba una de sus peores tragedias en la historia reciente.
Los incendios del Sábado Negro dejaron una profunda cicatriz en la región y en el corazón de sus habitantes, pero también demostraron la resiliencia y la solidaridad de la comunidad australiana en tiempos de adversidad.