La teoría de la “narcofosa” cobró notoriedad por la violencia y el tráfico de inmigrantes en la ciudad Frontera Comalapa
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) resolvió un misterio que conmocionó a la sociedad hace 10 años.
Se trata del hallazgo de 150 cráneos apilados en una cueva en la frontera de Chiapas con Guatemala.
En aquel momento, la policía local creyó que se trataba de una escena del crimen, por lo que trasladó los restos óseos a la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez, para iniciar su análisis.
La teoría de la “narcofosa” cobró notoriedad ya que desde hace varios años la violencia y el tráfico de inmigrantes han golpeado fuertemente a la ciudad Frontera Comalapa, en el sur de Chiapas.
Sin embargo, tras varios años de análisis, el INAH concluyó que estos restos sí son la prueba de un crimen pero de hace varios cientos de años.
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“Después de una década de exámenes y análisis se determinó que los cráneos correspondían a víctimas de sacrificios humanos entre los años 900 y 1200 después de Cristo.
Las víctimas de la cueva posiblemente fueron decapitadas en un ritual y los cráneos se exhibieron en un tipo de estructura llamado tzompantli”, informó el INAH en un comunicado este miércoles
Según el Instituto, a diferencia de otros cráneos prehispánicos encontrados, los de Chiapas no tenían perforaciones en los costados y no se encontraban en un lugar ceremonial, por lo que esto confundió a autoridades e investigadores.
Aunque usualmente los cráneos se colocaban en postes de madera tras hacerles orificios en los costados, los expertos del INAH aseguraron que los encontrados en la cueva quizá fueron colocados sobre postes, en lugar de que fueran colgados entre ellos.
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CAB