La Iglesia católica informó que religiosos y sacerdotes han estado visitando cárceles desde hace seis años para negociar y averiguar la ubicación de los cuerpos.
Debido a la desesperación de miles de madres buscadoras en México por encontrar a sus hijos y la falta de respaldo por parte de las autoridades, la Iglesia católica ha optado por acudir a diversas cárceles del país mediante redes de apoyo para obtener información de los presos que pueda contribuir a la localización de los desaparecidos.
Monseñor Javier Acero ha señalado que la Arquidiócesis ha estado acompañando a madres y padres que han perdido a sus hijos debido al crimen organizado desde hace varios años. Este acompañamiento no se limita únicamente al apoyo moral, sino que también incluye acciones concretas. Según lo expresado por las madres, el gobierno, que debería ser el responsable de estas acciones, no ha actuado como se esperaría y ha optado por ignorarlas. Monseñor Acero mencionó: “Religiosas, religiosos y en ocasiones sacerdotes participan en las búsquedas. Además, en situaciones en las que se ha negado el acceso para excavar en terrenos baldíos, que suelen ser fosas clandestinas, la Iglesia ha intervenido”.
El 10 de mayo, cientos de madres buscadoras marcharon en la Ciudad de México, demandando justicia. En esta fecha, que para ellas no es de celebración, la Iglesia aprovechó para abrazarlas y reiterarles su apoyo, al mismo tiempo que condenó la indiferencia que las autoridades han mostrado hacia ellas y ellos.
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En una rueda de prensa, Monseñor aseguró que no han tenido ningún acercamiento con las candidatas y candidato presidencial. Hizo hincapié en que la Iglesia no lucra con el dolor de las madres y desaprobó enérgicamente el uso de esta situación con fines electorales. Mencionó que solo después de que uno de los candidatos gane las elecciones podrán acercarse y conversar, pero no antes.
Para concluir, aseguró que la Iglesia continuará trabajando a través de diversas actividades para obtener información que conduzca al paradero de las más de 100 mil personas desaparecidas en el país. Este compromiso no se limita solo a la fe y la esperanza, sino que se traduce en acciones concretas, incluso si eso implica poner en riesgo sus propias vidas. Estas acciones buscan poner fin a esta grave problemática que enfrenta México.