Usando datos modernos, los investigadores ahora estiman que las láminas de arcilla debajo de la Ciudad de México podrían finalmente comprimirse en un 30%. Y provocar un mayor hundimiento.
El gradual hundimiento de esta capital tiene alarmados a los científicos que advierten sobre el riesgo que ello representa para la infraestructura y la seguridad del agua.
Según el estudio publicado en la revista especializada JGR Solid Earth. El lecho del lago en el que se asienta la metrópoli se ha vuelto cada vez más seco. Lo que hace que las capas de arcilla se compriman y agrieten a un ritmo imparable.
A pesar de que la perforación de aguas subterráneas se detuvo en la década de los 50 y de 115 años de datos de nivelación y 24 años de datos de GPS se ha descubierto que la CDMX continúa cayendo aproximadamente al mismo ritmo.
En el sector noreste de la ciudad, dijo, un área que aún no está urbanizada y donde las tasas de hundimiento hasta ahora no han sido detectadas. Los investigadores encontraron que la tierra se está deprimiendo a una tasa de hasta 50 centímetros por año.
“Incluso si se elevaran los niveles de agua, no hay esperanza de recuperar la gran mayoría de la elevación perdida y la capacidad de almacenamiento perdida del acuitardo”, escriben los autores.
El acuitardo, explican. Es una región que restringe el flujo de agua subterránea de un acuífero a otro, algo parecido a una huella en la arena mojada.
Cuando se quita el pie y el agua vuelve a filtrarse. la huella comienza a llenarse una vez más, como una almohada hundida que se vuelve a inflar.
Sin embargo, el peso continuo de una ciudad en expansión y la extracción constante de agua subterránea hacen que un mayor hundimiento sea en gran medida inevitable, advierten.
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