Para muchos mexicanos la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, es un episodio muy poco conocido. Con apenas presencia militar en la contienda, su concurso fue apenas testimonial, pero la sociedad civil y las industrias sí sufrieron las consecuencias, especialmente por el bloqueo que la flota de submarinos alemanes U-Boot realizó costando una buena cantidad de vidas y pérdidas económicas.
El Túxpam, atacado el 26 de junio de 1942, fue el tercer buque petrolero mexicano hundido por submarinos alemanes en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Este barco de construcción alemana, llegó tras muchas vicisitudes, cambios de nombre y propietarios, a formar parte de la Marina Auxiliar Mexicana, en este caso figurando como propietario PEMEX.
Unos meses antes, el Presidente de la República, General Manuel Ávila Camacho, ordenó la incautación de nueve buques extranjeros fondeados en puertos nacionales, basado en el derecho tradicional conocido con el nombre de Angaria. Esta doctrina, concede a los estados beligerantes el requisamiento para su propio uso de los transportes que estén bajo su jurisdicción y que pertenezcan a estados neutrales, siempre que los armadores de los mismos sean compensados debidamente por el uso y aprovechamiento de su propiedad. Si bien México nunca llegó a pagar por estas incautaciones.
El Túxpam, era un velero de 3 palos y un desplazamiento de 7,000 toneladas del tipo Gluckau. Salió del puerto de Veracruz donde había dejado toda su carga e “iba de vacío” al Puerto de Tampico cuando a la altura de Tecolutla, Veracruz, fue torpedeado a las 23:15 horas del 26 de junio de 1942 a 40 millas de la Barra de Tecolutla, con 39 tripulantes de los cuales cuatro fallecieron.
El barco era capitaneado por el capitán de corbeta Adolfo Meza Burgos. Unos minutos antes, los marineros de cubierta del Túxpam pudieron detectar a lo lejos la figura de una embarcación que no supieron identificar por la distancia y la falta de experiencia para esa tarea. A los pocos minutos, un poco antes de llegar la medianoche, el Túxpam recibió un torpedo a la altura del palo de mesana por el lado de estribor. Debido a su configuración y la ausencia de carga, no se hundió, por lo que el submarino U-Boot U-129 tipo IX C al mando del Kapitänleutnant Hans-Ludwig Witt le lanzó, según los supervivientes entre los que se encontraba el marinero de cubierta Bartolo Prieto Ramírez, más de 40 proyectiles entre artillería de 105 mm y granadas incendiarias, que consiguieron que el Túxpam se hundiera rayando el alba a las 7:15 de la mañana.
Una vez hundido el Túxpan y según el relato los sobrevivientes, los que lograron subirse a las balsas que ya habían lanzado al agua tras el primer impacto del torpedo, fueron
interrogarlos por la tripulación del submarino germano. En ese momento fueron conscientes de que habían sido atacados por un submarino alemán, algo que no creían fuera posible. Se pensaba que la guerra no llegaría hasta las costas de México. Momentos más tarde el submarino se sumergió para evitar ser detectado por un avión de reconocimiento Catalina de la Fuerza Aérea de los EUA.
El mismo submarino, se cobraría unas horas después al petrolero Choapas, que sería el cuarto buque mexicano hundido por la flota de la conocida como Wolf Pack (Manada de Lobos) y seguiría sembrando el terror en el Golfo de México.
En el ataque fallecieron Vicente Sánchez Centeno (marinero), Ricardo López Blas (fogonero), Daniel Ornelas Chávez (segundo cocinero) y Candelario Brambilla Martínez (asistente de cocina).
Aún se producirían más ataques a lo largo de la Guerra, pero la censura de la época hizo que apenas transcendiera en la opinión púbica lo que hace estos eventos aún muy desconocidos.