Activistas piden este 10 de diciembre que los animales sean respetados siempre, porque los fundamentos de libertad, justicia y paz no podrán concretarse mientras persista el maltrato y explotación hacia los animales no humanos
Los animales tienen derechos, así lo establece la Declaración Universal de los Derechos de los Animales proclamada el 15 de octubre de 1978 y aprobada por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los 14 artículos que conforman esta carta se pueden resumir en cuatro ejes básicos: la vida, la libertad, no someterlos a situaciones que les causen dolor, y no considerarlos como una propiedad. Sin importar que sean perros, gatos, vacas, ballenas o moluscos.
Así, para reivindicar sus garantías mínimas a través de acciones de comunicación y educativas en todo el mundo, se estableció el 10 de diciembre como el Día Internacional de los Derechos de los Animales.
Con motivo de esta efeméride, a nivel global se realizan cientos de acciones con el principal objetivo de informar y sensibilizar a la sociedad en general sobre la situación que viven nuestros compañeros de habitación en el planeta, en las principales áreas donde se les explota y extermina.
Activistas en la materia, critican que pese a que son seres con una completa capacidad de sufrir y disfrutar, los animales son considerados simples “bienes muebles” y por lo mismo se les utiliza como objetos a nuestra disposición para la satisfacción de intereses humanos.
Para Antonio Franyuti, director de “AnimalHeroes”, es importante una fecha como esta “porque no existen” tales derechos, haciendo una similitud con el caso de los esclavos, intentando demostrar “que tienen sentimientos, intereses propios, eran capaces de sentir, de pensar igual que nosotros” y es parte de un proceso gradual de brindarles derechos básicos.
Por ello, quienes alzan la voz piden que exista una verdadera Declaración Universal de los Derechos Animales que no sea una carta de buenas intenciones que termine en letra muerta, en la que se acepte que las actividades humanas les producen sufrimiento psicofísico y se garantice su bienestar, eliminando la discriminación especista.
En el caso de México, aunque se sumó a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales y existen la Ley de Sanidad Animal, la Ley General de Vida Silvestre y la Ley General Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente que en teoría garantizan la protección animal, siguen existiendo las corridas de toros, peleas de gallos y otra serie de actividades catalogadas como patrimonio cultural, como la charrería, pero en las que se ejerce maltrato.
En este sentido, Franyuti señala que existe una disociación en buena parte de la población sobre el maltrato que se ejerce en determinadas actividades y especies, pese a que distintas encuestas arrojaron que la población está en contra del maltrato de manera general, y muy particularmente en actividades como la experimentación médica o tracción, pero en el caso de alimentación o vestimenta, no es vinculado como explotación o maltrato.
Es por eso que activistas piden que los animales sean respetados siempre, porque los fundamentos de libertad, justicia y paz en el mundo no podrán concretarse al 100 por ciento mientras persista el maltrato y explotación hacia los animales no humanos.
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