Miedo y nerviosismo se siente en las calles de ambas ciudades donde las mujeres no se sienten seguras en ningún espacio público
Dos casos de agresión sexual en contra de dos menores de edad ha levantado las alarmas en la sociedad y las autoridades de Brasil y Perú, por la incesante violencia que se vive hacia las mujeres en ambos países.
El primer ataque ocurrió durante la celebración del Carnaval en el Morro do Carvão, en Itaguaí, Río de Janeiro, cuando un grupo de 11 hombres violaron a una niña de 12 años de edad, la cual fue emborrachada, atacada y videograbada por lo que ahora se conoce como “la manada brasileña”.
Las brutales imágenes de la agresión fueron difundidas en redes sociales, por lo que se logró la captura de dos presuntos sospechosos los cuales son vinculados a una banda de traficantes del sector.
En Perú, por su parte, el Ministerio Público inició la investigación en contra de cinco sujetos por presuntamente haber violado grupalmente a una joven de 19 años con enfermedad mental, y haberlo grabado y difundido en redes sociales.
Los detenidos pertenecen al distrito de La Tinguiña, en la sureña región de Ica, y fue la prima de la víctima quien denunció el hecho ante la Policía Nacional del Perú (PNP).
La joven narró que antes de de ser abusada, su familiar había sido chantajeada por siete sujetos para que accediera a tener relaciones sexuales con ellos a cambio de dinero; al negarse, la secuestraron y abusaron de ella de manera grupal.
El fiscal a cargo de la investigación, Miguel Morán Hernández, solicitó tres días de detención preliminar contra los cinco presuntos agresores donde se dispondrá de la evaluación psicológica de los mismos.
Las autoridades han señalado que los agresores son personas de mal vivir, que “no trabajan y solo hacen taxi en una motocicleta de tres ruedas, cuando necesitan dinero para comprar drogas”.
Estas agresiones han provocado que los ciudadanos se organicen vía redes sociales para exigir justicia para ambos casos, además de pedir a las autoridades recaiga todo el peso de la ley sobre estos atacantes y no quede impune ningún acto.
Mientras tanto, miedo y nerviosismo se siente en las calles de ambas ciudades donde las mujeres no se sienten seguras en ningún espacio público.
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