Cerca de la una de la mañana, hora local de Londres, fuerzas policiacas y de bomberos tuvieron una fuerte movilización hacia la Torre Grenfell, un edificio de 27 pisos de departamentos en el oeste de la ciudad que ardía en llamas.
Más de 250 bomberos, un centenar de médicos y otro de policías, no pudieron evitar que 12 personas fallecieran en el incendio. Las autoridades temen que haya más víctimas: 64 fueron trasladadas a hospitales para ser atendidas, de las cuales 20 se encuentran en estado crítico.
En el edificio vivián alrededor de 125 familias. Testigos de la tragedia han señalado que vieron personas arrojándose por las ventanas, entre ellas a una mujer que arrojó a un niño para que pudiera salvarse. Aún no se tiene información de cuántas personas más quedaron atrapadas y cuántas pudieron escapar.
La policía advirtió de que el proceso de identificación de las víctimas mortales puede ser lento.
Las causas del fuego tendrán que ser investigadas ahora “a conciencia” una vez finalicen las tareas de los equipos de emergencias, indicó el primer edil del distrito, Nick Paget-Brown. La policía, que continuaba evacuando residentes a primera hora de la mañana, ha informado que varias personas han sido atendidas por “distintos tipos de heridas”.
Hay al menos 74 personas heridas que han sido trasladadas a seis hospitales, según ha informado Stuart Crichton, subdirector de operaciones del Servicio de Ambulancias de Londres. Veinte de los heridos se encuentran en estado crítico.
Más de un centenar de médicos han atendido a los afectados, la mayoría de ellos con heridas y quemaduras de diverso rango o afectados por inhalación de humo.