El hallazgo de hornos de cal en Monte Albán es importante, ya que no se habían registrado en investigaciones previas
Investigadores del Servicio Arqueomagnético Nacional (SAN) de la UNAM y del INAH descubrieron dos hornos de cal en la zona arqueológica de Monte Albán, Oaxaca.
De acuerdo con los expertos, se trata de un elemento clave que representaría una pieza fundamental para completar el mapa histórico de dicho sitio arqueológico.
Avto Goguitcghaichvili, titular del SAN, y Nelly Robles, del Centro INAH Oaxaca, detallaron que, si bien este tipo de artefactos han sido documentados ampliamente en el área maya (Mérida y zonas aledañas), es la primera ocasión que se encuentran en la región zapoteca.
Esto reflejaría el uso y la apropiación de una tecnología esencial para erigir una ciudad, explicaron.
El descubrimiento fue realizado por el INAH como parte del proyecto de conservación de los edificios dañados por los sismos de 2017 en Monte Albán y Atzompa, que ofreció la oportunidad de liberar y restaurar una posible banqueta en el edificio P del sitio, donde se había detectado humedad perjudicial para el lugar.
La investigadora expuso que es un templo zapoteco que, de alguna manera, resume la arquitectura del lugar, toda vez que inició su construcción en el periodo Clásico Temprano y enfrentó varias etapas de renovación hasta el abandono del espacio, aproximadamente de los años 800 o 900 d.C.
Durante los procesos de mantenimiento que el INAH efectúa a estas edificaciones, añadió la especialista, se encontraron rocas calizas acomodadas formando un círculo de 2.05 centímetros (cm) de diámetro a 35 cm de profundidad, evidencia arquitectónica
Los estudios realizados por el Servicio Arqueomagnético mostraron que estas estructuras soportaron en el pasado altas temperaturas, lo que refiere un proceso estandarizado y especializado de la producción de cal en el estado zapoteco.
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Goguitcghaichvili explicó que el arqueomagnetismo es una técnica de datación basada en la existencia de ciertos componentes de materiales arqueológicos (especialmente ferromagnéticos) capaces de registrar la variación (en el tiempo y espacio) del campo magnético terrestre, por lo que el resultado que arroja es la última quema.
Para el caso de Monte Albán no se sabe cuándo llegó la técnica, pero se puede afirmar que el primer horno estaba aún en uso entre los años 1076 y 1321 d.C., es decir, el último periodo de construcción y abandono del sitio.
De ambas estructuras el segundo es más pequeño, pero la evidencia indica que su empleo puede estar relacionada, especialmente, con la clase sacerdotal que manejaba y controlaba las obras de construcción, así como el uso de los espacios urbanos y habitacionales.
Debido a las fechas en que se dejaron de utilizar, los especialistas sugieren que la producción de cal estuvo marcada por las dinámicas productivas y cambios en los controles político-económicos en Oaxaca, después de su esplendor.
El Servicio Arqueomagnético continúa su colaboración con el equipo de Robles García en la zona de Atzompa, donde se revisan materiales quemados y se encontró una mineralogía particular que es analizada, además de cerámicas y huellas de quemas en la zona.
El hallazgo de hornos de cal en Monte Albán es importante, ya que no se habían registrado en investigaciones previas y se vinculan con la tecnología de la construcción en Mesoamérica, definiendo los materiales empleados por los zapotecos que habitaron el sitio”, aseveró Goguitcghaichvili.
En su momento de auge, Monte Albán tuvo 35 mil habitantes, quienes vivieron, en su mayoría, en las laderas terraceadas de la montaña y se dedicaron a la agricultura.
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CAB