Terminan las precampañas y hoy tenemos tres candidatos a la presidencia, esperemos el arranque de campañas en marzo.
El día de hoy ya tenemos candidatos de las tres principales coaliciones a la presidencia de la república. Agotado el periodo de precampañas, una farsa y un robo a los ciudadanos, de miles de horas de anuncios, dirigidos a los “militantes”, lo que ya sabíamos se confirmó. Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya pelearan por la presidencia.
En los análisis previos a la conformación de la boleta se hablaba de una carrera parejera, de treintas por ciento o de veintes altos, hoy la realidad por mas que la quieran distorsionar es que AMLO va considerablemente arriba que sus contrincantes y la sorpresa es que, algún buen asesor lo ha convencido de hacer lo que más votos le da: quedarse callado. Se encuentra según sus palabras en veda de declaraciones. Para sorpresa de todos o para confirmación de muchos, los ciudadanos estamos tan hasta la madre que, si Lopez Obrador no habla, por ende no asusta, por ende no se ve tan mal y por tal no baja de su techo.
Me queda claro que aún queda mucho terreno por recorrer, que viene el tiempo de las propuestas, las serias, las que verdaderamente representen un avance y la solución de los problemas que nos consumen, entre ellos el mas angustioso la inseguridad.
Los veo como candidatos, no escucho ni leo nada que me convenza de que alguno de ellos tiene la solución en materia de seguridad. Siguen los muertos, la sangre, las lagrimas y el dolor. Siguen los desaparecidos y las familias incompletas. Como cada seis años, el “despoder” que representa el ocaso del gran Tlatoani, federal y local, da paso a reacomodos entre los grupos del crimen, a jaloneos políticos que desembocan en una desestabilización del país y un aumento importante de la violencia.
A esto hay que sumarle, que desde mi óptica, los factores reales del poder, no se han puesto de acuerdo en a quien van a apoyar, por lo menos a este momento, lo que también hace que la incertidumbre sea mayor.
En pasadas elecciones, quizá el acuerdo de a quien apoyar no era unánime, pero dejemos la hipocresía, era unánime el rechazo del capital, las fuerzas armadas, la iglesia, los medios y otros contra Lopez Obrador. Hoy no hay un consenso para bajarlo. Hay jaloneos, se debaten los dueños de la república, entre dar oportunidad a quien sea, ante el fracaso de los otros.
Me parece que ante este panorama, empezamos a verles un valor porcentual, en votos y hasta en dinero y poder a los independientes. Su número de firmas casi imposible, la dispersión requerida, toma un sentido claro. Si la fotografía estadística se conserva como hasta el día de hoy, ni Anaya ni Meade podrían superar a AMLO sin la concurrencia de un independiente, que me queda claro venderá caro su amor, mas que una aventurera.
En este período, que nuestra absurda ley electoral denomina “intercampaña”, en donde no puede existir ni propuesta ni promoción, entra la “dimensión desconocida”, se escucha la clásica música del “turu-ruru-turu-ruru”, los candidatos, sus propuestas y los problemas del país, desaparecen abducidos por la fuerzas desconocidas. ¡Que ridiculez! Ya se que después de una elección, como resultado de consolar la derrota de los perdedores, hacemos modificaciones a la ley electoral. Ojalá que una de ellas sea, que cuando existan candidatos únicos se prohiba hacer precampañas y ese dinero y anuncios se utilicen a favor de la comunidad y nos dejemos del juego del “Tío Lolo” que haciéndonos pendejos solos, tanto daño y dinero nos han costado.