El ciclista Michael Goolaerts, fallecido después de sufrir un paro cardíaco mientras disputaba la clásica París-Roubaix, pasó sin problemas los controles médicos; en los próximos días se le practicará la autopsia en Francia
El ciclista belga Michael Goolaerts, fallecido el pasado domingo a los 23 años, horas después de sufrir un paro cardíaco mientras disputaba la clásica París-Roubaix, pasó controles médicos en noviembre en los que fue declarado apto para correr y nunca había mostrado signos de enfermedad.
“En noviembre pasó un examen completo, como cada año en el pelotón (…). No tuvo problemas entonces y Michael recibió luz verde para correr”, trasladó su entorno a la agencia belga, en declaraciones que recoge este martes el diario “Le Soir”.
El corredor del equipo Vérandas Willems-Crélan murió el domingo a las 22:40 horas en el hospital de la localidad francesa de Lille y en los próximos días se le practicará la autopsia en Francia. “Michael nunca había tenido problemas antes. Por eso esta muerte nos abruma por completo”, agregó su entorno a esa agencia de prensa.
Según los primeros elementos de la investigación de la Fiscalía de Cambrai, en Francia, el ciclista sufrió un paro cardíaco y cayó al suelo en el tramo que va de Viesly a Briastre a las 13.42 hora local, y no al contrario.
El deceso del joven corredor ha causado conmoción en el mundo del deporte belga y en el entorno del ciclismo desde donde han llegado condolencias de corredores como el francés Thomas Voeckler, el español Alberto Contador o el suizo Fabian Cancellara.
Su compañero de equipo y compatriota Wout van Aert, de la misma edad y originario de la misma región, ha publicado una emotiva carta abierta en la que recuerda que habían “corrido juntos desde hace mucho tiempo”.
“Recuerdo a Michael como un hombre sonriente. Nunca malicioso y siempre extremadamente motivado” para el que la París-Roubaix era “un recorrido de ensueño”.
Van Aert explica en su misiva que el director del Vérandas Willems-Crélan tomó la decisión de no informar al resto de sus corredores durante la carrera del estado de salud de Goolaerts.
“Sólo se me informó de la situación después de la carrera. Las horas siguientes las pasé con los compañeros. Primero en el autocar del equipo, después en el hotel del equipo en (la localidad belga de) Nazareth”, a unos 40 kilómetros al norte del hospital de Lille donde estaba ingresado el ciclista.
“Al final de la tarde, Michael perdió la batalla, una batalla que aparentemente no podía ganar. El eslogan de la París-Roubaix es: ‘El infierno del Norte lleva al paraíso’. No sé qué pensar de eso hoy”, agrega el corredor, que dice haber perdido a un compañero y a un buen amigo.
El deceso de Goolaerts recuerda al fallecimiento en 2016 del también corredor belga Daan Myngheer, a los 22 años, tras sufrir un paro cardíaco durante el Criterio Internacional que se disputaba en Córcega por el que perdió la vida dos días después.
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