Theresa May ha descartado repetidamente retrasar el Brexit, aunque también ha advertido a los diputados que, si rechazan su acuerdo, podría descarrilarse o que la salida de la UE sea de manera desordenada
El Gobierno de Theresa May advirtió el miércoles a los diputados del país que era un engaño pensar que se podría negociar un nuevo acuerdo sobre el Brexit, si el Parlamento rechazaba el proyecto de salida en la votación de la próxima semana.
Así, el futuro del divorcio del Reino Unido con la Unión Europea sigue envuelto en incertidumbre, con opciones que van desde una salida desordenada hasta otro referéndum, ya que se espera que los diputados británicos rechacen el 15 de enero el pacto que cerró May con la UE en noviembre.
La primera ministra británica aplazó el mes pasado una votación sobre el acuerdo, al reconocer que iba a sufrir una clara derrota. El Parlamento británico reanudará el miércoles el debate antes de la votación de la próxima semana. La salida de Reino Unido de la UE está prevista para el 29 de marzo.
“No creo que ayudemos a la población británica con fantasías sobre acuerdos mágicos, con acuerdos alternativos que de alguna manera vayan a salir de un armario en Bruselas”, dijo el ministro de la Oficina del Gabinete, David Lidington, en una entrevista con la radio de la BBC.
“Este acuerdo que hay sobre la mesa ha implicado concesiones difíciles de ambos lados”, enfatizó.
May ha descartado repetidamente retrasar el Brexit, aunque también ha advertido a los diputados británicos que, si rechazan su acuerdo, podría descarrilarse o que el Reino Unido podría salir de la UE de manera desordenada.
El Gobierno de May sufrió una derrota en el Parlamento el martes, cuando los diputados que se oponen a una salida desordenada ganaron una votación para crear un nuevo obstáculo a un Brexit sin acuerdo.
La derrota (con 303 votos a favor y 296 en contra de la moción) significa que el Gobierno necesita una aprobación parlamentaria explícita para salir de la UE sin un acuerdo antes de poder usar ciertas facultades relacionadas con la legislación fiscal. La oficina de May había minimizado previamente el impacto técnico de la derrota.
No obstante, el resultado de la votación pone de relieve la débil posición de May como líder de un Gobierno en minoría, un partido dividido y un país profundamente polarizado mientras el Reino Unido se prepara para abandonar el club al que se unió en 1973.
Lidington reconoció que la votación mostró que muchos diputados no quieren un acuerdo, pero advirtió de que no era suficiente mostrar simplemente lo que los diputados no querían. Al no haber alternativas, dijo, el desenlace predeterminado sería una salida caótica.
“El Parlamento tiene que decir qué es lo que se dispone a votar”, dijo. “Este es un acuerdo negociado por nosotros y otros 27 Gobiernos soberanos de Europa”.
Algunos inversores y los principales bancos creen que el acuerdo de May será derrotado el martes, pero que en última instancia será aprobado.
El resultado final del Brexit dará forma a la economía británica —quinta del mundo por tamaño de su PIB—, tendrá consecuencias de gran alcance para la unidad del Reino Unido y determinará si Londres puede mantener su papel como uno de los dos principales centros financieros mundiales.
Empresarios e inversores temen que dejar a la UE sin un acuerdo atascaría las vías del comercio, asustaría a los mercados financieros y trastornaría las cadenas de suministro.
Contenido relacionado