A lo largo de 40 años, el ginecólogo engañó a sus pacientes y utilizó su propio esperma para lograr las fecundaciones.
El doctor Philip Peven ha generado revuelo, pues decenas de pacientes pudieron haber sido inseminadas con su propio esperma, algunas de ellas sin su consentimiento, en sus 40 años de carrera como ginecólogo en Michigan, Estados Unidos.
Fue Jamie Hall, de 61 años, la que descubrió no solo que era su padre, sino que ella podría tener otros cuantos medio hermanos. Por medio de una prueba supo que compartía más ADN con el nieto de Peven que con la hija de su hermana.
De acuerdo con la entrevista en un diario británico, cuando Hall se encontró con Peven en enero de 2020 él aceptó que fue pionero, “el primero en hacer algo como esto”, pero no había sido el único. Varios residentes del hospital en Detroit eran donantes de esperma.
Por medio del sitio 23andMe la mujer se ha contactado con cinco medios hermanos desde que envió las pruebas de ADN.
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“Todos nacimos en el mismo hospital, todos nuestros certificados de nacimiento muestran a Peven como nuestro ginecólogo, no como nuestro padre”, contó.
Pese a que el hallazgo fue impactante, Hall afirmó no sentirse enojada por lo hecho por el galeno, pero sí cuestionó su ética.
“El hecho de que no les dijera a las mujeres que estaba usando su propia muestra de esperma no es correcto. Eso sería profundamente poco ético para los estándares actuales. Creo que estaban practicando la medicina y haciéndolo lo mejor que podían en ese entonces cuando realmente no había muchas opciones”, manifestó.
Finalmente, manifestó que no encuentra nada negativo en el hecho de que el ginecólogo inseminó a cientos de mujeres con su propio esperma. Esto porque las pacientes acudieron a él con la esperanza de tener un hijo.
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NCV