El jefe de las fuerzas mercenarias de Wagner, Yevgeny Prigozhin, ordenó el repliegue de sus combatientes y aceptó trasladarse a Bielorrusia en virtud de un acuerdo mediado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko
Ante el avance de los mercenarios, que en un día tomaron tres regiones rusas y se acercaban a Moscú, el gobierno de Vladimir Putin llegó a un acuerdo de amnistía con el Grupo Wagner, por lo que el Yevgeny Prigozhin, ordenó el repliegue de sus combatientes.
El Kremlin informó ayer que para poner fin al motín armado que inició este viernes contra la cúpula militar rusa, el jefe de las fuerzas mercenarias de Wagner, Yevgeny Prigozhin, ordenó el repliegue de sus combatientes y aceptó trasladarse a Bielorrusia en virtud de un acuerdo mediado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
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Dmitry Peskov, el portavoz del Kremlin, declaró que Lukashenko se ofreció a mediar, con la aporbación del presidente ruso, Vladimir Putin, porque conocía personalmente a Prigozhin desde hace 20 años.
El gobierno ruso indicó que llegó a un acuerdo de amnistía con el Grupo Wagner.
El principal objetivo era evitar un baño de sangre, confrontación interna y enfrentamientos con resultados impredecibles”, explicó Peskov.
Prigozhin, que había prometido “liberar al pueblo ruso” llevando a sus tropas hasta Moscú, dijo que aceptó el acuerdo para evitar un derramamiento de “sangre rusa”.
Nuestras columnas dan media vuelta y volvemos a nuestros campamentos”, declaró.
Desde el anuncio de la sublevación el viernes en el suroeste de Rusia, los wagner alcanzaron tres regiones rusas (Rostov, Voronej y Lipetsk) y se quedaron a menos de 400 kilómetros de la capital.
Conforme al acuerdo alcanzado, Prigozhin podrá marcharse a Bielorrusia y evitar ser encausado judicialmente en Rusia, al igual que sus combatientes, tomando en cuenta los “méritos en el frente” ucraniano del grupo paramilitar, aseguró Peskov.
Confrontado a su mayor desafío desde su llegada al poder en 1999, el presidente Putin buscó mantener el control. En las horas previas había condenado la “traición” de Prigozhin y alertó del riesgo de una “guerra civil” en pleno conflicto con Ucrania.
Además, dijo que se castigaría a cualquiera que se hubiera levantado en armas contra el ejército ruso.
Antes del repliegue de mercenarios, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, consideró que la situación era “difícil” y decretó el lunes como día feriado, para limitar los desplazamientos.
En las horas de tensión, Putin habló con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, de quien recibe “apoyo total”, según el Kremlin.
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