El espécimen hallado en Alemania conserva casi todos los huesos del esqueleto en tres dimensiones, en lugar de aplastados como sucede en otros fósiles.
Hace alrededor de 147 millones de años, el pterosuario -antiguo reptil volador de cerca de 2 metros, una cresta ósea delante del hocico y una boca con dientes afilados- sobrevolaba el paisaje de Baviera en busca de una lagartija o algún otro bocado.
Un grupo de científicos ha desenterrado un esqueleto fósil bien conservado de esta especie recién identificada, llamada Skiphosoura bavarica, en un descubrimiento que llena una importante laguna en la comprensión de la evolución de los pterosaurios, criaturas que fueron importantes componentes de los ecosistemas durante la era de los dinosaurios.
El Skiphosoura vivió hacia finales del Jurásico. Su anatomía es una transición entre los pterosaurios de cola larga y relativamente pequeños que se originaron unos 80 millones de años antes, durante el Triásico, y los de cola corta que se convertirían en los gigantes del Cretácico, como Quetzalcoatlus, cuya envergadura rivalizaba con la de un caza F-16.
“Es de enorme importancia”, dijo el paleontólogo David Hone, de la Universidad Queen Mary de Londres, autor principal del estudio publicado el lunes en la revista Current Biology, sobre cómo el Skiphosoura proporciona una visión de la evolución de los pterosaurios.
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“También centra la atención en otros hallazgos de pterosaurios que ya habíamos hecho, explicando mejor su posición en el árbol genealógico de los pterosaurios y permitiéndonos mostrar esta transición de las formas primitivas a las tardías, y ver qué características cambiaban y en qué orden”, dijo Hone.
La criatura, cuyo nombre científico significa “cola de espada de Baviera”, tenía una cola puntiaguda, corta y rígida. El espécimen conserva casi todos los huesos del esqueleto en tres dimensiones, en lugar de aplastados como muchos fósiles. Fue desenterrado en 2015 en Baviera, en el sureste de Alemania.
“Los esqueletos de pterosaurio son realmente frágiles, ya que sus huesos son muy delgados, por lo que a menudo se deshacen o se aplastan cuando se conservan”, dijo Hone.
Skiphosoura habría sido uno de los mayores voladores de su ecosistema. Su cráneo medía unos 25 cm de largo.
“La cresta ósea se limita a la parte delantera del hocico, pero habría tenido una extensión de tejido blando en la parte superior que lo habría hecho bastante más grande. Probablemente era de colores brillantes o tenía dibujos, pero no lo sabemos con seguridad”, dijo Hone.
“Los dientes son bastante largos y afilados. Sirven para perforar y sujetar”, explicó Hone. “Habría sido un depredador generalizado de presas pequeñas, como lagartos, pequeños mamíferos, insectos grandes y quizá peces. Probablemente vivía en los bosques”.
Los pterosaurios, primos de los dinosaurios, fueron el primero de los tres grupos de vertebrados en conseguir el vuelo propulsado, seguidos por las aves hace unos 150 millones de años y los murciélagos hace unos 50 millones de años.
Los pterosaurios desaparecieron hace 66 millones de años en la extinción masiva que también acabó con los dinosaurios tras el impacto de un asteroide contra la Tierra.
Los paleontólogos dividen a los pterosaurios en dos grandes grupos: los primeros, no pterodactiloides, y los últimos, pterodactiloides.
Los miembros del grupo primitivo poseían cabeza corta, cuello corto, cola larga, hueso corto en la muñeca del ala y quinto dedo largo en el pie. Los posteriores tenían cabeza grande, cuello largo, cola corta, muñeca larga y quinto dedo corto. Los últimos pterosaurios enormes tampoco tenían dientes.
El descubrimiento de Skiphosoura y de otra especie llamada Dearc sgiathanach, que vivió hace unos 170 millones de años en Escocia, ha ayudado a esclarecer acontecimientos clave en la evolución de los pterosaurios. Forman parte de un grupo de transición denominado darwinópteros, que sirve de puente entre los pterosaurios primitivos y los posteriores.
“Skiphosoura se sitúa en el árbol genealógico entre los pterosaurios darwinópteros y sus descendientes pterodactiloides”, dijo el paleontólogo y coautor del estudio Adam Fitch, del Museo Field de Chicago.