El presidente de Filipinas ordenó el cierre al público durante seis meses de una de las islas más turísticas del país, al calificarla como una “cloaca” por la contaminación presente en sus aguas
Filipinas anunció que cerrará la isla de Boracay, un importante destino vacacional, a los turistas durante seis meses, ante la preocupación de que esta se acabe convirtiendo en una “cloaca” contaminada por las aguas residuales.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ordenó el cierre a partir del 26 de abril, indicó su portavoz, Harry Roque, el miércoles por la noche en Twitter, sin aportar más detalles.
Boracay es visitada por cerca de dos millones de personas cada año y alberga unos 500 negocios relacionados con el turismo, que recabaron unos ingresos de 1,070 millones de dólares el año pasado.
Sin embargo, Duterte acusó en febrero a los hoteles, restaurantes y otros establecimientos de la isla de verter sus aguas residuales en el mar y de haber convertido la isla en una “cloaca”.
Algunos funcionarios advirtieron que el sistema de drenaje de la isla estaba enviando aguas residuales sin tratar a las circundantes aguas turquesas. Según el ministerio de Medio Ambiente, 195 establecimientos y más de 4.000 clientes residenciales no están conectados a la red de alcantarillado.
En febrero, el gobierno informó que 300 establecimientos estaban siendo sometidos a “evaluaciones” de sanidad en la isla, de 1.000 hectáreas, de los que 51 ya habían sido denunciados por violar las normas medioambientales.
El subsecretario de Medio Ambiente, Jonas Leones indicó el mes pasado que un cierre de la isla implicaría la suspensión de transporte aéreo y por ferry en Boracay y el vedado de las playas, dejando únicamente a la policía estacionarse allí “si fuera necesario”.
La asociación de empresarios de la isla The Boracay Foundation Inc. le pidió al gobierno de Filipinas que cerrara solo aquellos locales que incumplan las normas medioambientales. “Es injusto que los establecimientos que cumplen se vean afectados por el cierre”, declaró la directora ejecutiva, Pia Miraflores.
Con más de 500 hoteles, Boracay emplea a 17,000 personas, además de los 11,000 trabajadores de la construcción empleados en nuevos proyectos. Así, empresarios y trabajadores de Boracay han protagonizado en las últimas semanas frecuentes protestas para exigir a Duterte que modernice la isla por fases en lugar de optar por la vía radical.
En cuanto al plan de saneamiento de la isla —se prevé que sea necesario diseñar un segundo sistema de alcantarillado, ensanchar la avenida principal y derruir establecimientos ilegales— de momento no se han presentado proyectos concretos a solo 21 días de hacerse efectivo el cierre.
Palace: Duterte approves 6-month total closure of Boracay https://t.co/G2VXpnAutM
— Harry Roque (@attyharryroque) 5 de abril de 2018
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