“Mientras esté vivo me reiré de la muerte, después ella reirá por mí”.
Felipe Ehrenberg
Es complicado describir la personalidad de Felipe Ehrenberg, un artista conceptual y denominado neólogo por Fernando del Paso, uno de sus grandes amigos. Su polifacética personalidad también lo llevó a ser muchas cosas: artista, cronista, profesor, político, diplomático, editor, actor, organizador y viajante incansable, como él mismo se autodefinía. Nos faltaría espacio para describir su trabajo en el arte y sobre todo en la aportación para la cultura mexicana. Pareciera que su trabajo, como sucede con muchos artistas mexicanos, no fuera tan conocido o destacado para nuestro país, sin embargo, hay un registro histórico del cual dejó una breve síntesis en el siguiente link: https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Ehrenberg
Pero además de eso tuve la fortuna de conocerlo como editor de una revista llamada “Biombo Negro”, revista de literatura negra la cual ganó una beca del FONCA a revistas independientes allá por 1993. Su trabajo en la revista, además de editor, era ilustrar, junto con Helguera y El Fisgón (caricaturistas de La Jornada), escribir y organizar las juntas semanales, charlar y escribir sobre la literatura negra y los cuentos que entre todos comentábamos y trabajábamos para publicarlos en cada número. Fuimos bautizados por él como “Los Comensales del Crimen” y cada martes acudíamos al aguerrido barrio de Tepito donde tenía su casa y taller. Su labor en el barrio bravo fue de activismo, ayudando a muchas de las personas que sufrieron del derrumbe de sus casas por el terremoto del 85. La vecindad donde vivió, se volvió un refugio de muchas personas que conformamos la revista, desde escritores, actores, artistas visuales, rockeros, doctores, poetas y todo aquel que aportara y se uniera a ser un “comensal del crimen”. La revista, además tuvo presentaciones en Bellas Artes, intervenciones tipo performance en Radio Educación, pero sobre todo creó un ambiente tan familiar y ortodoxo difícil de volver a formar. Cada diciembre hacíamos una pastorela tan surrealista y sui géneris a la que acudía gran parte de la comunidad Tepiteña. Felipe era el alma de esos momentos, su gran y ácido sentido del humor provocaba en los “comensales” una especie de hipnosis grupal. El “Biombo Negro” fue un gran acierto para esos tiempos donde las revistas independientes simplemente no ofrecían nada al lector. Uno de los trabajos más admirables que creó en la revista, junto con Jaime López fue “Rolando Trokas, el trailero intergaláctico”, una historieta surrealista que aparecía número a número en las páginas centrales del “Biombo Negro”, basada en canciones y escritos de Jaime López que Felipe ilustró con gran maestría y de las cuales después se editó un pequeño libro muy difícil de conseguir.
Hay también un pasaje relacionado con el cine que poca gente conoce. En la película de Guillermo del Toro, “Cronos”, opera prima del director, Felipe participa con una pieza clave de la cinta. En la trama hay un pequeño libro donde viene la explicación del Escarabajo que trasforma a Federico Luppi, el actor principal, en un vampiro. El libro fue diseñado e ilustrado por Felipe Ehrenberg, libro que es fundamental para entender, dentro de la película, el funcionamiento de esta extraña pieza en forma de Escarabajo el cual provoca que el personaje principal se convierta en un autómata o un vampiro. La película se vuelve una gran obra de culto del cine mexicano y una pieza fundamental en la filmografía de Guillermo del Toro.
Felipe es así, un personaje extravagante y polifacético dentro de la cultura mexicana que desfiló por varios movimientos culturales y que aportó mucho para el arte en México. En su cuerpo también mostraba lo que significaba para él el arte mexicano, su brazo izquierdo estaba tatuado con unas falanges como las calaveras de cartón que se ocupan en Día de Muertos. Todo su ser era arte, la gente que lo conocimos y tuvimos la fortuna de convivir con él, nos denotaba una gran inspiración para crear. Su generosidad no sólo se desbordaba en su gran creación artística, sino en la forma que compartía y provocaba que creáramos junto con él, cosas, escritos, tertulias y hasta comidas esplendorosas. Poca gente derrama tanto talento que inspira y Felipe, sin duda alguna, fue ese maestro que nos enseñó a volar. El lunes 15 de mayo dejó de existir en este plano terrenal, un día del maestro, un día que va con su personalidad, un maestro de vida que deja un gran hueco en nuestra cultura y en nuestros corazones. No podía dejar de escribir esto para un tipo como él, que no sólo deja su arte como testigo de su paso por este mundo, sino de toda la gente que motivó para crear, entre ellos me cuento yo, que aprendí a escribir cuentos y hacer garabatos viendo su obra. Descansa en paz maestro y amigo, Felipe Ehrenberg (27 de junio de 1943 – 15 de mayo de 2017).
por JuanMac
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