“Todos los días veíamos las informaciones y esperábamos que Estados Unidos reabriera”, recuerda Alison.
“¡No me lo puedo creer. Dos años y medio!”, grita Alison Henry, mientras corre hacia su hijo mayor en el aeropuerto de Nueva York, con el que se funde en un largo abrazo, con los ojos anegados por las lágrimas. “¡Qué emocionante!”
Desde que se inició el confinamiento en marzo de 2020 y se limitaron drásticamente los viajes a Estados Unidos desde varios países, entre ellos Reino Unido, se han hablado todas las semanas.
“Pero es la conexión humana, la que sientes cuando tienes a alguien en frente, lo que más he echado de menos”, dice Liam, los ojos brillantes por encima de una gran barba que asoma por debajo de su mascarilla. Liam vive en Brooklyn desde hace años.
Con la reapertura de las fronteras estadounidenses a los pasajeros vacunados este lunes, hay muchos lugares a los que Liam puede llevar a sus padres y su abuela Patricia, que no ha dudado en volar desde Reino Unido pese a que está a punto de cumplir 88 años. Pero sobre todo, han previsto pasar tiempo juntos.
“Todos los días veíamos las informaciones y esperábamos que Estados Unidos reabriera”, recuerda Alison. Reservaron los billetes en cuanto sehizo el anuncio oficial.
En la terminal 7 del aeropuerto JFK de Nueva York, los pasajeros del primer vuelo de British Airways tras la apertura de las fronteras fueron recibidos con aplausos, globos blancos, rojos y azules -los colores de la compañía- y galletas con forma de taxis amarillos, grandes manzanas o estatuas de la libertad, tres de los símbolos más conocidos de la metrópoli.
Los primeros en salir fueron los pasajeros de la clase business.
“Es maravilloso volver”, “fantástico”, dicen algunos a las cámaras de televisión que los aguardan.
Después salen los pasajeros impacientes de encontrarse con sus allegados: una abuela que no conoce a su nieto. Un hombre que espera con un ramo de rosas rojas a una amiga a la que no ha visto en 11 años, una espera atrasada por el covid. Y una tía que se reúne con sus dos sobrinas y prevé desde esta misma noche una gran cena de familia.
Tras 730 días de separación, Jill Chambers puede abrazar finalmente a su hermana y sus sobrinos. “¡Estoy tan feliz!”, repite sin cesar, con los ojos enrojecidos. Antes de encontrarse con Chambers, su hermana Louise Erebara había advertido: “Voy a llorar como una histérica”.
“Era terrible no saber cuándo íbamos a volver a vernos por el covid, no saber si las fronteras iban a abrir algún día”, cuenta.
Para Max, un joven con ganas de encontrarse con sus amigos y la familia, este tiempo de separación ha sido “realmente muy duro”. “Nos hemos comunicado por Zoom, pero no es lo mismo que en la vida real”, dice a la AFP antes de dirigirse a las puertas de salida.
Para la ocasión, British Airways ha dado al vuelo el prestigioso número “BA1”, el mismo atribuido al mítico Concorde cuando el avión supersónico cubría el trayecto entre Londres y Nueva York.
El trayecto fue “fantástico”, asegura el director general de la compañía, Sean Doyle, quien viajaba por primera vez a Nueva York desde inicios de 2020.
British Airways nunca dejó de volar completamente a Estados Unidos, pero es el primer vuelo que permite que todos los pasajeros vacunados puedan llegar a suelo estadounidense. “Una etapa simbólica importante”, dice Doyle a la AFP.
Para la empresa, los vuelos trasatlánticos son esenciales para sus ingresos. “Pensamos que la demanda volverá (a su nivel prepandemia) en 2023 o 2024”, explica el director de la compañía.
Sin embargo, al menos para un cliente la apertura de la frontera no es lo mejor.
“He tenido dos lindos años durante los que no tuve que viajar”, explica Tom Hargreaves, uno de los primeros pasajeros en salir del avión. “Ahora tengo que volver a empezar”.
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EDFM