Con palas, sus manos e incluso cucharas, excavan la zona cero de la explosión, buscando cualquier indicio de sus familiares
El día de ayer, domingo, pasando el mediodía el Ejército se retiró del sembradío ubicado en el municipio de Tlahuelilpan, donde el pasado viernes se registró la explosión del ducto de Pemex, que hasta el momento lleva 89 víctimas mortales.
Si bien la zona estaba acordonada, la Policía Federal ya no estaba cuidando el perímetro, los agentes municipales no contuvieron a los pobladores de éste y otros municipios aledaños, que desesperados, buscan a sus familiares, o al menos una pista de ellos.
Llegaron con instrumentos que tenían a su alcance, palas, picos y algunos improvisaron cucharas que fungieron como palas.
Ni el frío (se han registrado temperaturas inferiores a los 0 grados) ha detenido a estas personas -200 aproximadamente-, que han unido esfuerzos para buscar algo que los lleve a sus familiares. La mayoría va con cobijas, pero esto no impedimento para que revisen la tierra.
Formaron tres largas filas con unos 40 pobladores en cada una, entre ellos iban dos peritos recogiendo evidencias que guardaban en bolsas para su análisis. Avanzaron poco a poco a través del predio, buscando zapatos, prendas u otros objetos que puedan servir para ubicar a los desaparecidos o como medio de identificación de los cadáveres calcinados.
Algunos pobladores exigieron que se les permitiera excavar y revisar los bordos de un canal que atraviesa el lugar y donde aún había residuos de gasolina, cosa que funcionarios de la procuraduría estatal negaron, ocasionando un forcejeo entre vecinos y agentes de seguridad.
El incidente que no llegó a más, dejó como resultado que se iniciaran excavaciones en el canal, donde encontraron lo que al parecer son restos humanos y objetos de las víctimas. Los peritos se retiraron, mientras los policías locales y federales se limitaron a observar.
La búsqueda no se limita sólo al lugar, las milpas cercanas están llenas de gente con palas y picos, testigos dijeron que vieron a gente correr hacía allá después de la explosión para ponerse a salvo.
Familiares realizaron hojas informativas, con fotos e información de los desaparecidos, así como datos de contacto, las cuales han sido repartidas en la oficina municipal, de mano en mano y pegadas en postes. Además no han dejado el Centro Cultural esperando información, entregando documentos, aportando los datos generales y alguna seña particular que lleve a la identificación de sus parientes.
La alcaldía colocó una pantalla gigante en la que se pueden leer los nombres de cada persona reportada, la comunidad a la que pertenecían. Los carteles también se han colocado en municipios cercanos como Tula, Mixquiahuala y Tetepango. Los familiares de los desaparecidos recurrieron a la asociación civil Sonrisas Perdidas para que se publicaran en su página de Internet.
Algunas personas mencionaron que los peritos no han recogido todo lo que está en el lugar, han dejado objetos que ellos consideran importantes y podrían hacer la diferencia entre saber o no de quién son los restos calcinados, aunque sí les dieron bolsas para que guardaran los objetos encontrados.
Se encontró una credencial de elector perteneciente a Emmanuel Ramírez Mendoza, habitante de Tetepango y aunque gritaron el nombre varias veces, nadie respondió.
Informan que han encontrado celulares, dedos, dientes, pedazos de playeras y pantalones, y califican las investigaciones realizadas viernes y sábado de insuficientes.
La solidaridad no se ha hecho esperar, algunos voluntarios reparten agua y comida a quienes participan en las labores de búsqueda.
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