Cientos de familiares de desaparecidos en México marcharon este 10 de mayo que se celebró el Día de la Madre, por las calles de la Ciudad de México para exigir respuestas al Estado, que “sigue sin tomar completamente su responsabilidad en las investigaciones”.
Araceli Salcedo, encargada de leer el pronunciamiento en un día que “debería estar lleno de amor”, reivindicó que la marcha “no es un capricho de las familias”, sino “una necesidad real basada en la dolorosa experiencia de miles de personas mexicanas”.
“Hemos superado en la búsqueda al Estado, que sigue sin tomar completamente su responsabilidad en las investigaciones”, declaró la madre de una niña desaparecida en este país.
La portavoz cargó contra los dirigentes políticos de un “Estado fallido” que les ha arrebatado “la paz, la salud y hasta la vida”.
El obispo de Saltillo, Raúl Vera, acusó a las autoridades de no gobernar “para los mexicanos”.
“Aquí lo vemos en la injusticia rampante, en la impunidad” de los casos desaparición forzada, “que son miles”, aseveró.
De acuerdo con cifras oficiales, en el país hay más de 30.000 desaparecidos, aunque los familiares señalan que esta cifra es aún mayor porque no se tiene en cuenta todos aquellos casos en los que no se interponen denuncias por miedo.
Los padres de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, en el sureño estado de Guerrero, también participaron en la manifestación.
En el marco del Día de la Madre, salieron a protestar ante el “dolor tristeza y desesperación de no encontrar (a nuestros familiares), de no ver justicia ni voluntad del Estado”, explicó Melitón Ortega, padre de Mauricio Ortega, uno de los 43 alumnos de la escuela para maestros de Ayotzinapa desaparecidos en 2014.
Otra de las madres de los 43 desaparecidos, María Martínez, denunció el maltrato otorgado por el Gobierno la última vez que pidieron una reunión para dar seguimiento a la desaparición de sus hijos.
“La otra vez fuimos a pedir una audiencia y simplemente salieron y nos dijeron que no nos iban a recibir. Vieron que estábamos junto a la puerta y nos echaron con gases lacrimógenos”, dijo entre lágrimas.
A la marcha, que partió del Monumento a la Madre hasta el Ángel de la Independencia, también participaron jóvenes como Lissete, de 23 años, procedente del norteño estado de Coauhila y quien quedó huérfana tras la desaparición de su padre en 2009 y la posterior muerte de su madre el pasado año.
“Mi vida sin mi padre ha cambiado mucho, yo tenía 15 años y ahora tengo 23. Fue un cambio muy radical porque no sabía qué hacer. Decíamos que regresaría mañana o la semana que viene y así han pasado años”, narró.
“Él era el sustento de nuestra familia. Mi mamá murió el año pasado buscando a mi papá”, contó la joven que actualmente vive con su hermana.