El poeta había empezado a escribir un libro inédito: Animal de bosque
El poeta Joan Margarit fue un hombre sin rabia, de una energía contagiosa, un devoto de la emoción, así lo describieron luego de que este martes falleciera en Sant Just Desvern, Barcelona.
Nació cuando la Guerra Civil, en Sanaüja (Lleida), en 1938, pero murió hace unas horas luego de que el invierno pasado los médicos le hablaron de desahucio vital cuando los surcos de la enfermedad se presentaron irrevocables.
En los meses de eclosión de la pandemia comenzó a escribir, además, los poemas de un libro que ha dejado terminado e inédito, listo para entrar en imprenta pero que él no verá impreso: Animal de bosque, un conjunto de bilingüe (catalán/español), ya póstumo, que en dos semanas publicará la editorial Visor en su colección Palabra de Honor.
Margarit soportó golpes tremendos, por momentos la vida no le fue buena ni sagrada, pero evitó hacer de la tristeza una norma. Lo educó su abuela analfabeta dándole pista en el mundo de las palabras con un delicadísimo catalán como idioma base para el asombro y para los sueños, musical e intuitivo.
A los cinco o seis años, el motivado del pueblo le dio un sopapo al salir del colegio porque no estaba hablando español en la calle. Intentaron precintarle su idioma cuando era un niño. Desde entonces, quiso preservar su lengua originaria de los avatares e inclemencias de quienes intentaron segarla.
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Comenzó en la poesía escribiendo en español, hasta que notó que su expresión era forzada. Entonces cambió al catalán y con ese trasvase modificó (ensanchó) el ámbito de su obra.
Adoptó literariamente la lengua materna, pero sin faltar a la traducción rigurosa en español que él mismo hacía de su obra, propiciando una convivencia idiomática que ha durado casi tres décadas..
Estudió arquitectura, fue catedrático de cálculo de estructuras. Tiene más de 30 libros de poemas, algunos de gran éxito como Joana (2002) -un intenso libro de duelo-, Cálculo de estructuras (2005) -su estudio fue el encargado de realizar el cálculo de estructura de la Sagrada Familia para continuar la obra de Gaudí-, Casa de misericordia (2007) o Amar es dónde (2015).
También publicó unas memorias que no son exactamente unas memorias, pero donde entra a saco en su niñez para entender mejor su ahora. Las tituló así: Para tener casa hay que ganar la guerra (Austral). Conoció bien la soledad: enterró a dos de sus hijas (Joana y Anna) y de ese daño feroz ha dejado huella en muchos poemas que son bálsamo y purga.
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AFG