Los especialistas señalan que la transmisiones invisibles representan un gran desafío para contener el brote, por lo que la mejor herramienta es el aislamiento
Investigadores chinos y estadounidenses han revelado que la expansión de coronavirus dentro del país asiático, la cual se convirtió en una pandemia mundial, fue causada por el no aislamiento oportuno de ciudadanos infectados con este mal, los cuales no fueron detectados a tiempo.
Usando los datos de infección de las primeras semanas para modelar la evolución temporal y espacial del coronavirus primero en Wuhan y después en otras 375 ciudades chinas, los expertos hallaron que cuando se implementaron las rigurosas medidas de aislamiento en el país, éstas fueron tardías.
Fue el pasado 23 de enero cuando las autoridades chinas decretaron el bloqueo de la ciudad de Wuhan, así como la reclusión de sus habitantes en sus casas, es decir, dos semanas después de la primera advertencia regional de la aparición de un virus de rápida expansión.
El modelo matemático muestra que la mayoría de los contagios los provocaban infectados no detectados que no presentaban ninguna sintomatología y por lo tanto se desplazaban diariamente por toda la ciudad.
“La explosión de casos por Covid-19 en China se debió en gran medida a los individuos con síntomas leves o asintomáticos que no fueron detectados”, sostiene en una nota de la Universidad de Columbia (EE UU) el profesor de ciencias de la salud ambiental Jeffrey Shaman.
“Dependiendo de su carácter contagioso y su número, los casos no detectados pueden exponer a una porción mucho mayor de la población al virus de la esperada”, añade Shaman. Este coautor del estudio concluye: “Estas transmisiones invisibles seguirán representando un gran desafío para contener el brote”.
Tan sólo en el Año Nuevo chino, apuntan, la transmisión del coronavirus recorrió millones de personas entre locales y turistas que no acataron las medidas de no establecerse en lugares concurridos.
El trabajo, publicado en la revista Science, ha encontrado que hasta el aislamiento forzado de Wuhan, el 86% de todas las infecciones no estaban siendo detectadas. Es decir, solo el 14 de los infectados estaban bajo control.
El resto, ya fueran asintomáticos o con sintomatología leve, seguían haciendo su vida normal. Así, durante muchos días hubo dos ratios de transmisión muy diferentes. Aquel 23 de enero, solo había 801 casos documentados, mientras el total de infectados debió ser de 13.118.
Solo después del confinamiento, estos contagiados invisibles redujeron su potencial pandémico. Pero el coronavirus ya se había esparcido por casi 400 ciudades chinas.
Tras las medidas de cierre de Wuhan, más tarde extendidas a buena parte de China, la dinámica de la epidemia cambia en la ciudad origen. Entre el 24 de enero y el 8 de febrero, los autores del estudio estiman que el porcentaje de contagiados invisibles baja hasta el 35%. Además salen a la luz más rápido.
Por primera vez, el número básico de reproducción (R0) de la epidemia, entendido como las nuevas infecciones por cada infectado mientras está enfermo, bajó hasta el 0,99. Era el primer paso para el control de la epidemia, aunque solo en Wuhan.
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