Los expertos aseguran que se trata de un caso muy inusual de “contagio” de cáncer, con una probabilidad de 1 entre 10,000, siendo todavía menos frecuente que la enfermedad transmitida sea oncológica
Tres de cinco mujeres que recibieron órganos trasplantados de una misma donante murieron de cáncer, señala un estudio de este extraordinario caso llevado a cabo por el equipo del nefrólogo Frederike J. Bemelman del Centro Médico Académico de Ámsterdam, Países Bajos.
Todo se remonta a 2007, cuando una mujer de 53 años que murió de un derrame cerebral donó sus riñones, pulmones, hígado y corazón. Cuatro de las pacientes que recibieron sus órganos contrajeron posteriormente un agresivo tipo de cáncer de mama. Los doctores no sabían que la donante padecía una enfermedad oncológica a pesar de múltiples pruebas realizadas.
16 meses después del trasplante enfermó una de las receptoras. Tras el diagnóstico, los médicos le realizaron un análisis de ADN que mostró que las células tumorosas malignas procedían del órgano donado.
En ese momento, se alertó a las otras tres afectadas, pero, lamentablemente, solo una de ellas consiguió salvar la vida. A esta última también le fueron detectadas células de cáncer de mama, pero después de que le extirparan el órgano infectado, se sometió con éxito a un tratamiento quimioterapia.
Los expertos aseguran que se trata de un caso muy inusual, ya que la probabilidad de que un donador transmita alguna enfermedad grave a un receptor es de 1 entre 10,000, siendo todavía menos frecuente que la enfermedad transmitida sea oncológica.
Lewis Teperman, director de trasplantes de órganos en Northwell Health en Nueva York, indica que “es un hecho muy, muy poco común” ya que “el suministro de órganos es increíblemente seguro” debido a que los pacientes se someten a pruebas muy rigurosas, que incluyen antecedentes familiares como cáncer, así como exámenes de laboratorio múltiples. No obstante, incluso con estos procedimientos, “es imposible analizar todo”, y hay una posibilidad muy pequeña de que un donante tenga una enfermedad no detectada que pudiera transmitirse.
Además, también es más fácil que esas células cancerosas crezcan en pacientes trasplantados por los medicamentos para suprimir su sistema inmunológico que necesitan tomar para que su organismo no rechace el nuevo órgano, aunque “cualquier célula cancerosa extraña tampoco sería rechazada”, advierte Teperman.
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