Una de las particularidades de los neonazis es que hacen visible su ideología de odio y el atacante de la vicepresidenta de Argentina entraría en ese perfil
Fernando Andre Sabag Montiel, el hombre de 35 años y de nacionalidad brasileña que intentó asesinar la noche del jueves a la Vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ya había sido detenido por un episodio ocurrido en marzo de 2021.
No obstante, uno de los aspectos que ha llamado la atención de la prensa es que este sujeto, detenido ayer luego de apuntar con una pistola a la cabeza de la vicepresidenta, son sus tatuajes con símbolos de nazismo.
En las fotos que compartía en sus redes sociales, en donde se identificaba como “Salim”, según El Clarín de Argentina, se puede apreciar que tiene en el codo izquierdo un sol negro alemán, un símbolo que los nazis utilizaban como un amuleto de la fuerza de la raza aria.
Las mismas imágenes dan cuenta de cómo tenía tatuada en una de sus manos una cruz de hierro y una esvástica, uno de los principales símbolos del régimen Nazi, según reportó el medio argentino Página 12.
Era seguidor de grupos de odio, así como de páginas en defensa de “órdenes masónicas” o religiones paganas, según se han hecho eco los medios argentinos citados por Europa Press. Sus redes sociales ya fueron cerradas.
De Fernando André Sabag Montiel se sabe hasta ahora que es vendedor ambulante y reside en el país desde 1998, reportó The Associated Press. Es decir, tenía sólo seis años cuando se mudó a Buenos Aires con su familia. Se crió en un barrio de clase media de la capital y arrendaba un piso de una sola habitación en San Martín, un distrito popular del extrarradio, informó El País, que también refiere, con base a registros comerciales, que era conductor y se dedicaba a repartir pedidos de varias aplicaciones.
En 2021, de acuerdo con los reportes de prensa, la policía le encontró un cuchillo de cocina durante una revisión en las calles de la capital. Por ese episodio, indicó Página 12, se le abrió un acta contravencional e intervino la Fiscalía, aunque el expediente fue archivado tiempo después. En aquel entonces declaró que era para su defensa personal, según fuentes de seguridad al diario El Clarín.
El coche con el que trabajaba coincide con el Chevrolet negro en el que había sido detenido en ese entonces, publicó El País.
Ahora, las autoridades argentinas investigan si actuó por cuenta propia o siguiendo órdenes cuando intentó atentar la víspera contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, una de las principales figuras políticas del país.
“No hay ninguna hipótesis confirmada” sobre si actuó solo o fue enviado por alguien, por lo que “todo es materia de investigación”, dijo a The Associated Press un funcionario que pidió no ser identificado por no estar autorizado a brindar información sobre el ataque a Cristina Fernández de Kirchner.
Su mejor amigo
El agresor fue detenido segundos después de haber apuntado a la vicepresidenta y cuando ella se acercaba a saludar a la multitud que la esperaba en las inmediaciones del edificio donde reside. La exmandataria salió ilesa porque el arma no se disparó aparentemente por un problema técnico.
“Siempre fue un paria y un marginado de los grupos, entonces era de esperar. No sé si en este nivel, pero era de esperar. Cuando más represión, más revolución. Ya no tenía nada que perder”, comentó a Telefe, Mario una persona que fue identificada por la televisión argentina como “su mejor amigo”.
La misma persona indicó que Fernando “era un tipo solitario, muy dependiente de su madre fallecida” y que inventaba historias “para hacerse notar”, como, señaló, lo demuestran las entrevistas que tuvo con la prensa antes del ataque, las cuales compartió en sus redes sociales.
Mario también señaló que la intención de Fernando era asesinar a la Vicepresidente “pero lamentablemente no ensayó antes”, dijo ante los conductores que reprobaron sus palabras.
Sabag Montiel había sido entrevistado semanas atrás por Crónica TV, en donde criticó la llegada de Sergio Massa al Gabinete nacional como Ministro de Economía, el pasado 28 de julio. “Massa ni a palos […] Ni (Javier) Milei, ni Cristina tampoco”, dijo por aquel entonces.
La prensa argentina también ha recordado también otras de las intervenciones del atacante en la televisión del país, en las que a pie de calle ataca a la clase política y vincula la delincuencia y las ayudas sociales con la población migrante.
“La gente que viene de afuera a ocupar una villa y vivir gratis y a vivir de planes sin trabajar y venden droga habría que extraditarlos”, argumentó en uno de estos comentarios a la televisión argentina.
Neonazismo
Una de las particularidades de los neonazis es que hacen visible su ideología de odio. Fernando Andrés Sabag Montiel entraría en ese perfil. Nadie que no quisiera ostentar su simpatía por el régimen que provocó el Holocausto grabaría en su piel símbolos tan identificables. No porta la esvástica, pero el tatuaje en el dorso de su mano izquierda despeja toda duda: la Cruz de Hierro.
Es la representación de la condecoración al valor en combate que otorgaba Prusia y la continuación de Alemania. No es una imagen nazi en sí misma, ya que Die Bundeswahr (el ejército alemán) mantuvo hasta hace poco tiempo una versión modernizada como su logo principal, pero, al igual que los verbos alemanes, las imágenes hay que traducirlas en su contexto y los neonazis argentinos adoptan, en general, la Cruz de HIerro como una reivindicación del periodo de Adolf Hitler, sin detenerse en procesos históricos de desnazificación de estandartes.
La esvástica no puede ser usada abiertamente, por eso disimulan -no tanto- su pertenencia con otros símbolos. Y para no causa inmediato rechazo fuera del ambiente neonazi, siempre se tiene a mano con la Cruz de Hierro la explicación de que en realidad se estaría hablando de una imagen relacionada con los Caballeros Templarios. Esa es otra historia, y en el caso de Fernando Andrés Sabag Montiel el contexto es diferente a la mítica orden de cruzados y sus ramificaciones mágicas. Es que en el dorso de la mano derecha lleva el tatuaje del Martillo de Thor. Y no se habla en ese emblema de las películas de Marvel.
La imagen es tomada de la mitología nórdica y fue apropiada por los grupos neonazis y la troupe de extrema derecha que se canaliza políticamente en Europa con partidos cuyo ascenso los lleva a merodear el poder a partir del descontento social. Es otro símbolo que, a partir de las apropiaciones del III Reich, pasó a relacionarse con los neonazis. Las barras bravas europeas, mano de obra de los proyectos nacionalistas locales, hacen visible ese emblema cuando buscan provocar un efecto político.
En España, la Comisión Estatal contra la Violencia, la Xenofobia y el Racismo en el Deporte publicó un manual de símbolos prohibidos en los estadios. En el detallado informe establece la imagen de la Cruz de Hierro, del Martillo de Thor (en su versión de Mjolnir, la que lleva tatuada el atacante de Cristina Kirchner) y el Sol Negro como referencias claras al nazismo y advierte que estandartes con esos logos representan a grupos que promueven la violencia.
Cruz de Hierro y Martillo de Thor. Pero, no hay dos sin tres en el cuerpo tatuado de Sabag Montiel. También aparece en uno de sus codos la imagen del llamado Sol Negro. Y en ese caso el vínculo es con el misticismo de Heinrich Himmler, uno de los más atroces líderes del nazismo. Esa representación de un símbolo de triunfo dominaba la sala de reuniones de los principales oficiales de las SS.
Las tres imágenes en un mismo cuerpo no podría ser considerada como una confusión en el momento de elegir tatuajes. Habla de la intención de transmitir el pensamiento del portador. Su forma de presentarse ante el mundo, de decir quién es.
Y un detalle adicional. Los neonazis y sus parientes cercanos aquí -solo en la versión local que pocos puntos en común tienen en la historia- los anarquistas, tienen especial predilección por el recuerdo de fechas. Sabag Montiel atacó a Cristina Kirchner el 1° de septiembre. En 1939, Adolf Hitler lanzó ese día la invasión a Polonia que fue inició de una guerra que costaría millones de vidas
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CAB