El caso de una mujer migrante acusada de asesinar en Estados Unidos a su esposo y a cuatro de sus hijos, sacudió a las autoridades mexicanas y estadounidenses, además de a las comunidades de migrantes, lamentó el titular de la Secretaría del Migrante en Michoacán, José Luis Gutiérrez Pérez.
Los hechos ocurrieron en una comunidad de Loganville, ubicada a poco menos de 60 kilómetros al oeste de Atlanta, Georgia, cuando a decir del Departamento de Policía del Condado de Gwinnett, Isabel N, asesinó a su familia.
Sin embargo, lo que ha llamado la atención también es su actitud. El juez Randy Rich, que tiene en sus manos el caso, ha tenido que decirle que deje de posar a las cámaras durante su primer audiencia, el viernes pasado, ya que ella no pierde la sonrisa.
El mundo ha visto cómo la michoacana acusada de matar a su familia, no deja de sonreír, mira a quienes la observan y levanta los pulgares en señal de “Ok”. Por esta razón, el abogado que le otorgaron por ley en Loganville, Georgia, pidió que le realicen pruebas psicológicas.
Se llama Isabel Martínez y tiene 33 años. Nació en Michoacán y tenía cinco hijos, de entre 2 y 10 años. Ahora sólo le sobrevive una de nueve. Su esposo también murió debido a las cuchilladas que le propinó.
Isabel no ha dicho nada sobre la causa que le llevó a cometer el crimen por el que ahora enfrenta los cinco cargos por homicidio con malicia y seis por asalto agravado.
Vecinos de la familia han asegurado a medios locales que Isabel no es una mujer mala, era una madre cariñosa y paciente hasta antes de perder a su padre en México, momento en que entró en depresión.
En próximos días vendrá una segunda audiencia, para la cual esperan contar ya con un informe sobre su salud mental; lo que ayudaría a conocer el porqué decidió acabar con la vida de Martín Romero, de 33 años; Isabel Martínez, de 10 años; Dacota Romero, de 7 años; Dillan Romero, de 4 años, y Axel Romero, de 2 años, mientras ellos dormían.