Datos de la Semarnat revelan que la tracción del Tren Maya será a base de diésel y migrará a un modelo híbrido que también tendrá estragos ambientales
Especialistas del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, advirtieron que el Tren Maya, el cual se prevé funcione con tracción a diésel, generará al año el equivalente al 8 por ciento de la contaminación por dióxido de carbono (CO2) que producen los vehículos particulares en la Ciudad de México.
En el documento “Observaciones a la Manifestación de Impacto Ambiental – Tren Maya”, se advierte que las emisiones del proyecto que impulsa el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), se pueden comparar con lo que generan 139 mil 461 autos sedán circulando, casi 431 millones de kilogramos de CO2 anuales.
“Se habla de un tren híbrido, pero hay que aclarar que el uso del combustible es de diésel y el motor es eléctrico, lo que no significa que el tren sea eléctrico, y por lo tanto el estudio de impacto ambiental debió incluir el cálculo de la emisión de contaminantes a la atmósfera del Tren Maya”, señalan los autores del estudio.
Más allá de declaraciones y buenos deseos, la Manifestación de Impacto Ambiental que Fonatur entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para su evaluación, establece que la tracción del Tren Maya será a diésel:
“Con base al análisis de alternativas para el sistema de tracción para la Fase 1, que incluye los tramos 1, 2 y 3 con circulaciones iguales o menores a los 4 trenes a la hora y en base a las conclusiones que se presentan en el informe, desde las perspectivas económicas, medioambientales, de plazos de ejecución y operacionales, se propone la adopción de un sistema de tracción diésel, aunque no se descarta en un futuro y con los datos de demanda final para el año horizonte que se pudiera implantar un sistema mixto (diésel/eléctrico), razón por la que la infraestructura deberá estar preparada para una futura electrificación”.
Los investigadores Ana Esther Ceceña, Violeta Núñez, Josué García y Sandy Ramírez señalan que el criterio que se impuso para elegir al diésel como combustible fue económico y no ambiental, ya que “las emisiones de carbono de los trenes diésel pueden ser del doble que los eléctricos: algunas locomotoras diésel emiten más de 90 gramos de CO2 por pasajero en una milla (1.6 km), en comparación con aproximadamente 45 gramos para un Intercity 225 eléctrico (tren eléctrico de alta velocidad)”.
Agregan que también resulta preocupante la falta de información sobre la ubicación, operación e impacto ambiental que tendrán las estaciones de recarga de diésel que deben ser construidas para el funcionamiento del Tren Maya.
“Al respecto, se señala: (…) hasta el momento no se tienen las características en detalle de las instalaciones destinadas para el almacenamiento y despacho de combustible a emplear para la puesta en marcha del proyecto; sin embargo, serán instalaciones que cumplan con las especificaciones técnicas de Petróleos Mexicanos; asimismo, que cuenten con la infraestructura adecuada con la finalidad de evitar cualquier afectación al medio ambiente”.
Con información de Excélsior
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