El escándalo de acoso sexual en Westminster ha llamado a las puertas de Damian Green, el “brazo derecho” de Theresa May
La primera ministra británica, Theresa May, ha pedido este miércoles que se abra una investigación a fin de esclarecer si su número dos y primer secretario de Estado, Damian Green, por acoso sexual a una activista hace dos años.
La medida adoptada por la jefa del Ejecutivo llega después de que Kate Maltby, de 31 años, y 30 años menor que Green, de 61, revelara a un diario británico que ese político le tocó “fugazmente” la rodilla durante un encuentro en un pub de Londres en 2015.
Por su parte, Green ha tildado de “incierta y profundamente dañina” cualquier acusación contra él por supuesto acoso sexual a Maltby.
La activista ha revelado que había acudido a Green, un viejo amigo de sus padres, en busca de consejo tras comenzar a implicarse en las causas de los tories. Cuando quedaron a tomar algo en un pub del barrio de Waterloo, el político, según la versión de Maltby, le indicó que le podría ayudar a comenzar una carrera política antes de que la conversación virara de tema, y Green abordara las supuestas “aventuras” que se producían en el seno de Westminster.
Fue en ese momento, cuando Green le tocó “fugazmente” la rodilla, incidente, según ella, tras el cual Maltby rompió todo contacto con el político hasta un año después, cuando recibió el citado mensaje en el móvil. La activista también señala que “dudaba” de que el político supiera “lo incómoda, avergonzada y comprometida a nivel profesional” que se había sentido tras el incidente.
Un portavoz de Downing Street ha confirmado este miércoles que May ha pedido al secretario del Gabinete, Jeremy Heywood, que “establezca los hechos e informe (sobre ellos) lo antes posible”.
Por su parte, los Laboristas han abierto una investigación independiente sobre otras acusaciones vertidas por una activista de ese partido Bex Bailey, que afirma que un miembro de esa formación la persuadió para que no denunciara una supuesta violación que sufrió en un evento del partido celebrado en 2011 bajo el argumento de que podría dañar su carrera política.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, se ha comprometido a poner en práctica una política de “tolerancia cero” ante actitudes sexistas, de acoso o abuso.
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