Sequías, reducción de bosques y el cambio climático están provocando incendios en el planeta, ¿cómo ayudar ante el desastre?
Hoy quiero hablarles de los incendios que afectan a nuestro continente. La magnitud es tal, que tan sólo el humo de lo que se ha quemado en California, Oregon y Washington ya ha viajado más de 8 mil kilómetros por el planeta y está empezando a llegar a Gran Bretaña y otra partes de Europa, tan sólo en el caso de Estados Unidos. Habrá que esperar las consecuencias de los incendios de Canadá, Brasil y algún otro país en riego, entre los que podría estar México.
Las causas principales de todo este desastre han sido la sequía, la reducción de zonas boscosas, la expansión territorial del hombre, quemas descontroladas, reducción de los presupuestos de programas de prevención y por supuesto el cambio climático. Un daño que tan sólo en las últimas semanas ha generado sólo en Estados Unidos más de 30 millones de toneladas métricas de carbono, la quema de 400 mil hectáreas de bosque en una semana, cuando al menos en Oregon se quemaban 200 mil al año.
Y por supuesto la pérdida de vidas humanas y animales en un momento en que la Tierra ha presentado niveles de calor y de desastre que no se habían registrado en los últimos 20 años. Dejándonos imágenes apocalípticas como las de San Francisco, una alerta del planeta de lo que podría pasar si no hacemos algo.
Es momento de reflexionar, nuestra huella ha dejado de cabeza al planeta…#AbreLosOjos @ElOpinadorTV por @ImagenTVMEx pic.twitter.com/t3X9bInXja
— imagenzea (@imagenZea) September 17, 2020
¿Cómo prevenir? Por lo pronto teniendo mucho cuidado al viajar a zonas de riesgo, evitar dejar basura, apagar correctamente las fogatas, generar programas estatales para el aclareo de secciones en peligro, talas controladas de vegetación, reducción de fuentes de combustible, e incluso utilizar a la naturaleza a nuestro favor, con el uso de ovejas o cabras que puedan mantener al margen la flora en algunos sectores.
A nivel macro ofrecer apoyos a los centros de investigación e institutos forestales para poder estudiar zonas de riesgo tomando en cuenta las mediciones de la temperatura, niveles de combustible, velocidad del viento, indices de humedad y el despliegue de brigadas que hagan las labores de prevención o generando franjas divisorias a través de caminos, barricadas artificiales, vías férreas y perímetros estratégicos.
Actualmente y en incendios tan grandes sólo queda acordonar zonas, colocar camiones cisterna en puntos clave y cuando la visibilidad lo permita esperar que las aeronaves y los helicópteros puedan rociar agua y químicos que apaguen el fuego, para luego seguir con las labores de limpieza, agotar los remanente del incendio, retirar posibles riesgos y no dejar de hacer patrullajes durante las semanas siguientes.
Dicen que si a una rana la avientas a una tina de agua hirviendo saltará de inmediato, pero si vas calentando el agua poco a poco, la rana no se dará cuenta hasta que sea demasiado tarde. Evitemos ser la rana de esta historia, pues la naturaleza cada vez nos tiene menos paciencia y ya ha empezado a evaluar el riesgo que representamos para todo lo que tiene que cuidar.
IPR
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