Pensemos en las avenidas, banquetas, puestos ambulantes, rampas mal construidas y un claro desconocimiento de las reglas de etiqueta para hablar sobre discapacidad
Para muchos la pandemia ha sido una verdadera pesadilla, la vida les cambió totalmente y por más que lo han intentado aun siguen sin poder asimilar bien a bien lo que está sucediendo.
Por fortuna tarde o temprano quien logre superar este momento podrá aspirar a regresar a su vida de antes. Pero ¿qué pasa hoy en día con quienes ya de por si su vida no era tan fácil por las trabas que le ponía el mundo cotidiano?
Es por esto que no podemos terminar la semana, sin considerar al Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una fecha establecida por las Naciones Unidas para tomar conciencia y orientar medidas que mejoren la situación de las personas con algún tipo de discapacidad.
¡Es momento de ponernos en los zapatos de los demás!
— imagenzea (@imagenZea) December 4, 2020
En México, salir a la calle implica toda una proeza para las personas con discapacidad y la pandemia ha complicado todas las cosas#AbreLosOjos @FranciscoZea @ElOpinadorTV por @ImagenTVMex pic.twitter.com/EqyG8e7nIx
En busca de alcanzar la anhelada igualdad de oportunidades, en un México donde salir a la calle implica una proeza, por todas las barreras que se pueden encontrar.
Simplemente pensemos en las avenidas, pavimentación, amplitud de banquetas, puestos ambulantes, rampas mal construidas o inexistentes, pocos señalamientos auditivos, elevadores para sillas de ruedas y un claro desconocimiento de las reglas de etiqueta al estar frente a quien no escucha, no ve o que requiere de algún apoyo para poder desplazarse en cada una de las entidades del país.
Si esta situación les parece complicada, ahora agréguenle que la gran mayoría portamos cubrebocas lo que dificulta el entendimiento de quien se guía leyendo los labios. Superficies contaminadas por el Covid-19, para personas que basan su ubicación gracias al tacto de las barandillas, paredes o pasamanos. En una situación que pone en un confinamiento pandémico a quien ya estaba inmerso en un confinamiento social.
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Esto sin contar también todos los tratamientos, terapias, rutinas y apoyos que reciben personas con autismo, reducciones motrices y demás que por sana distancia, clausura de espacios o un semáforo en rojo, han venido a trastocar su vida y actividades que en muchos casos provocará más afectaciones a futuro con su estado de salud.
¿Cómo te entiendes con el de la farmacia o el del super si no puedes leer sus labios por el cubrebocas? ¿Cómo te ubicas en un entorno si la sana distancia no te permite tener a alguien cerca para preguntar? ¿De qué forma llevas a cabo un trámite en dependencias cerradas? Sumado a la ya compleja situación de las personas con discapacidad en donde hasta los códigos braille se han vuelto un riesgo de contagio.
Por ello quizá sea momento de reflexionar al respecto e impulsar políticas públicas para corregir lo que estamos haciendo mal. Y como sociedad ser más empáticos con el prójimo, no solo porque es lo humanamente correcto, sino porque ninguno de nosotros está exento de estar en ese complejo lugar. ¿Lo han llegado a pensar?
IPR
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