La comodidad que brindan las bolsas de plástico y empaques nos cobra una factura muy elevada, que no se limita a lo que miramos a simple vista
Todos las utilizamos, pero también las hemos padecido. Son las bolsas de plástico, tan presentes en nuestras vidas, muchas veces útiles, pero que están ahogando al planeta.
Si antes de pedirlas analizáramos los estragos que generan al ser tan volatines y ocupar un espacio permanente, probablemente las evitaríamos, porque tapan cañerías y alcantarillas -provocando inundaciones-; o llegan a los cuerpos de agua contaminándolos, e incluso ocasionando la muerte de diversas formas de vida acuática.
Tienen poco tiempo entre nosotros, datan de 1975. Antes de ello las personas transportaban sus cosas en bolsas de tela, canastas, cajas u otros accesorios.
Pero, ¿de qué están hechas? Arnold Ricalde, ambientalista, nos explica que “hay tres tipos de bolsa, digamos la normal, la que está hecha de petróleo; hay otra bolsa que está hecha de papa, son las bolsas Bio, son bolsas de maíz, son bolsas de caña; y hay otras bolsas que son las oxodegradables; que son la misma bolsa de petróleo, pero se les agrega un aditivo que hace que cuando estén en contacto con el Sol, con el agua, con el viento se disgregan”.
Elaborar una bolsa de plástico tarda segundos y se usa pocas veces, pero tarda cientos de años en desintegrarse. Además, que actualmente cuentan con diseños que emplean tintas u otros materiales, difíciles o imposibles de reciclar.
La comodidad que brindan cobra una factura muy elevada, que no se limita a lo que miramos a simple vista, la afectación es a todas las formas de vida.
Pero ojo, que el problema incluye a las envolturas y empaques de todo lo que adquirimos.
“Hace 20 años teníamos menos de la mitad de las bolsas de plástico por persona, y vemos cómo se está duplicando cada 10 años la cantidad de plástico, la proporción de plástico que generamos como seres humanos”, indica Ricalde.
Reducir al mínimo su uso es de gran ayuda. Por ejemplo, con una bolsa de tela ahorramos hasta 6 bolsas por semana, generando así un fuerte impacto positivo a largo plazo.
Alternativas hay, la decisión es nuestra.
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