El astrónomo Mark Kidger, de la Agencia Espacial Europea (ESA), aseguró que pudo existir un cuarto rey mago
De acuerdo con la historia bíblica, los Reyes Magos llegaron un 6 de enero a Belén para conocer al Mesías. Partieron desde el lejano Oriente y, tras recorrer un largo camino, fueron guiados por la gran estrella de Navidad para llegar al pesebre en el que se encontraba el niño Jesús.
Así reza la leyenda por la que conmemoramos el día de Reyes, en el que Melchor, Gaspar y Baltasar traen regalos a los niños de medio mundo.
Pero ¿y si hubieran sido cuatro Reyes Magos en lugar de tres? Una leyenda afirma que en realidad fueron cuatro los Reyes que acudieron a Belén, pero que uno de ellos se perdió por el camino.
Fue en 1896 cuando Henry van Dyke escribió un cuento de Navidad, titulado ‘El otro rey Mago’, en el que contó la historia de Artabán, el rey ‘mago’ (pues en realidad eran astrónomos) que nunca llegó a su destino.
Aunque tampoco es que no llegara. Mejor dicho, no llegó a tiempo pues, cuando lo hizo, no consiguió encontrar lo que buscaba. Al menos, en primera instancia.
Este escrito habla de que los cuatro Reyes Magos habían fijado el zigurat de Borsippa, en la antigua Mesopotamia, como punto de encuentro para llegar a Belén.
Así, Artabán partió con un diamante de la isla de Méroe, un jaspe de Chipre y un rubí de las Sirtes. Pero, en mitad del camino, se encontró con un hombre moribundo tras ser atacado por bandidos.
Tras detenerse para sanar sus heridas, le ofreció el diamante para que pudiera reemprender su camino con algún bien material.
El relato señala que, para cuando llegó a Borsippa, Melchor, Gaspar y Baltasar ya habían partido, por lo que reinició su camino en solitario. Debido a ello, según la historia, Artabán tardó varios días en llegar a Judea, momento en que el niño Jesús ya no se encontraba allí.
La historia apunta que el rey vio cómo soldados de Herodes estaban degollando a los más pequeños, momento en el que actuó e intercambió el rubí que llevaba por salvar la vida de un niño, lo que le hizo perder la piedra preciosa y ser confinado a prisión durante 30 años.
Tras esto, y justo luego ser liberado, supuestamente descubrió que Jesucristo iba a ser crucificado en el Gólgota, por lo que se dispuso a ir allí para entregar el jaspe como tardía ofrenda, pero en el camino vio cómo un padre vendía a su hija para saldar sus deudas.
Empero, Artabán utilizó así la última piedra preciosa que le quedaba para liberarla, momento en el que Jesús murió, iniciando un temblor de tierra, lo que provocó que una piedra le golpeara en la cabeza y quedara gravemente herido en el suelo.
Entre la muerte y el sueño, Artabán recibió una visita: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”, ante lo que dijo no saber cuándo lo había hecho:
“Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”, afirmó Jesús, momento en el que Artabán falleció, siendo elevado al cielo. Así acaba el cuento de Van Dyke.
¿Una posible explicación?
El astrónomo Mark Kidger, de la Agencia Espacial Europea (ESA), aseguró en la revista ‘Astronomy’ que pudo existir un cuarto rey mago, que se perdiera en el camino y no fuera capaz de llegar a Belén por un fenómeno que le habría llevado a error.
Según este experto, esa estrella que todos los Reyes siguieron pudo ser una nova, una situación que pudo llevar a este cuarto miembro a perderse y no encontrar el camino hasta que ya era tarde.
Siguiendo la leyenda, Kidger asegura que Melchor, Gaspar y Baltasar -sacerdotes que interpretaban las señales del cielo- tardaron entre cuatro o cinco semanas en llegar a Jerusalén, siguiendo esa nova.
Esta teoría apunta que, tras esperar varios días a una audiencia con Herodes, volvieron a ver la estrella a unos 10 kilómetros de donde se encontraban, hasta llegar al punto exacto en el que se encontraba el niño Jesús.
Siguiendo esta línea, el cuarto rey mago no habría sido capaz de encontrar el camino. Y Kidger basa esa explicación en que no fue capaz de interpretar correctamente las señales del cielo.
Según el astrónomo, el rey llamado Artabán, que iba por su cuenta, pudo perder la referencia después de que la Luna y la nova estuvieran en conjunción, lo que tapó su luz, dejándole sin guía.
Cabe destacar que, según su explicación, todo aquello no sucedió un 6 de enero, sino “cerca del 21 de marzo del año 5 antes de Cristo”.
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CAB