El Gobierno comenzará las obras en marzo para poder trasladar en verano a los refugiados a estos centros que tendrán una capacidad máxima de 20 mil personas.
Las islas griegas de Samos y Quíos se convirtieron durante la madrugada en un campo de batalla contra los planes del Gobierno de construir centros para migrantes cuando cientos de vecinos intentaron evitar el desembarco de maquinaria para su construcción.
El Gobierno envió de madrugada en dos ferris a unos doscientos agentes antidisturbios, camiones de policía y cañones de agua para asegurar la llegada de la maquinaria a los terrenos elegidos para la construcción de los nuevos centros.
La Policía intentó dispersar con gases lacrimógenos a los vecinos y autoridades locales que habían acudido al puerto y a las carreteras que dan acceso a los terrenos.
El portavoz del Ejecutivo, Stelios Petsas, calificó el suceso de “pequeñas reacciones” y aseguró que la construcción de instalaciones cerradas se llevará adelante, en una entrevista.
Petsas aseguró que el plan gubernamental beneficia a las comunidades locales ya que los centros estarán “lejos del tejido urbano, para que la actividad económica y social pueda recuperar la normalidad”.
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