A Betty, como la llamaban, le encantaba aconsejar, ayudar, y ser hasta psicóloga y mentora de las enfermeras más jóvenes
Betty Grier Gallagher, una enfermera que trabajó por más de 50 años, 43 de ellos en un hospital del estado de Alabama, en Estados Unidos, decidió posponer su retiración para apoyar al personal médico en la lucha contra la pandemia de Covid-19; sin embargo, tras meses de atención a pacientes infectados, murió hace una semana por complicaciones derivadas de la enfermedad respiratoria.
De acuerdo con lo relatado por medios de Alabama, la mujer de 78 años, denegó jubilarse en 2020, cuando ya tenía la antigüedad y los requisitos de sobra.
Al llegar la pandemia, insistió en que sintió que debía ayudar a sus pacientes y también a sus colegas en la crisis sanitaria.
Betty hizo caso omiso a los consejos de sus conocidos desde que se detectó el primer caso de Covid-19 en Estados Unidos. Siguió en la primera línea de atención hasta que, en diciembre contrajo el coronavirus.
Tras pasar un mes convaleciendo por la enfermedad, el 10 de enero, murió en el hospital Coosa Valley Medical Center, donde había trabajado gran parte de su vida; y justo cuando le faltaba un día para cumplir los 79 años.
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Segun sus compañeros de la ciudad de Sylacauga, en el centro de Alabama, Betty trabajaba en emergencias en el turno de la noche del citado centro de salud. Era tan querida que la consideraban como una “madre de trabajo”.
A Miss Betty, como la llamaban, le encantaba aconsejar, ayudar, y ser hasta psicóloga y mentora de las enfermeras más jóvenes. Asimismo, sus amigos contaron que así como cuidaba a sus colegas, también se dedicaba a sus pacientes.
“Ella no hizo eso para hacerse notar. Lo hizo porque ella era así, y esa era su vocación. Este era el propósito y el plan para su vida”, dijo su hijo Carson Grier Jr. al medio local de la CNN
“Era del tipo de persona que se preocupa por uno como enfermera tanto como se preocupa por un paciente”, dijo su colega Nikki Jo Hatten al mismo medio
Sus colegas también contaron que Miss Betty sabía el nombre de todos en la sala de emergencias, además de los nombres de sus parejas, niños y mascotas.
“Aparecía con una bolsa de hamburguesas para alimentar a cualquiera que olvidara llevar comida para su turno de 12 horas. Ella mostraba el mismo amor a sus colegas y a sus pacientes, que a su familia e hijos. Ella era la cura para un ataque de ansiedad”, recordó Hatten
Sus compañeros recuerdan que, incluso cuando estaba confinada a su cama de hospital, la principal preocupación de Betty era el bienestar de sus colegas. En la víspera de Año Nuevo, la enfermera llamó a un compañero y le pidió que comprara pizza para el personal de emergencias con su tarjeta de débito como agradecimiento.
“El día que falleció, casi todo nuestro personal de emergencias fue y llenó esa habitación. No era la forma en que queríamos que se fuera, pero me alegro de haber llegado”, contó Hatten
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CAB