Una niña y su padre encontraron fósiles del que podría ser el reptil marino más grande conocido y rivalizaría con algunas de las mayores ballenas barbadas vivas
Fue en la playa de Somerset, Inglaterra, que una niña y su padre realizaron el hallazgo de una mandíbula fósil que pertenece a un gigantesco reptil marino de hace 202 millones de años y que parece haber sido uno de los animales más grandes que jamás existieron en la Tierra.
Los investigadores dijeron que el hueso, llamado surangular, pertenecía a un tipo de reptil marino llamado ictiosaurio.
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Basándose en sus dimensiones comparadas con las del mismo hueso en ictiosaurios estrechamente relacionados, los investigadores estimaron que la criatura del Periodo Triásico, a la que llamaron Ichthyotitan severnensis, medía entre 22 y 26 metros de largo.
Esto lo convertiría en el reptil marino más grande conocido y rivalizaría con algunas de las mayores ballenas barbadas vivas en la actualidad. La ballena azul, considerada el animal más grande del planeta, puede alcanzar unos 30 metros de longitud.
Los reptiles marinos dominaban los océanos del mundo cuando los dinosaurios dominaban la tierra.
Los ictiosaurios, que evolucionaron a partir de antepasados terrestres y prosperaron durante unos 160 millones de años antes de desaparecer hace unos 90 millones de años, tenían diversos tamaños y formas, se alimentaban de peces, parientes de los calamares y otros reptiles marinos, y daban a luz crías vivas.
Ichthyotitan sólo se conoce a partir de dos mandíbulas, la encontrada por Ruby Reynolds y su padre Justin Reynolds en 2020 en Blue Anchor, Somerset, y otra de un individuo diferente de Ichthyotitan encontrado en 2016, a lo largo de la costa de Somerset en Lilstock.
“Es bastante notable pensar que ictiosaurios gigantescos, del tamaño de una ballena azul, nadaban en los océanos alrededor de la época en que los dinosaurios caminaban sobre la tierra en lo que hoy es el Reino Unido durante el Período Triásico”, dijo el paleontólogo Dean Lomax, autor principal del estudio publicado en la revista PLOS ONE.
Ruby Reynolds, que entonces tenía 11 años y ahora tiene 15, estaba buscando fósiles en la playa con su padre cuando divisaron un trozo del surangular.
Ruby siguió buscando en la zona y encontró una segunda pieza -mucho más grande que la primera- parcialmente enterrada en un talud de barro. Posteriormente se pusieron en contacto con Lomax, un experto en ictiosaurios, y se desenterraron otras secciones del hueso.
El papel de Ruby Reynolds en el descubrimiento ha dado lugar a comparaciones con Mary Anning, la cazadora de fósiles y anatomista británica del siglo XIX que, entre otras cosas, descubrió fósiles de ictiosaurios cuando tenía 12 años.
“Creo que Mary Anning fue una paleontóloga increíble y es asombroso que nos comparen con ella”, dijo Ruby Reynolds.
“Ha sido una experiencia increíble, esclarecedora y divertida trabajar con estos expertos, y estamos orgullosos de formar parte del equipo y ser coautores de un artículo científico que da nombre a una nueva especie y género”, añadió Justin Reynolds.