Cuando un equipo de investigadores viajó a una pequeña isla deshabitada a la mitad del océano Pacífico, sus integrantes se quedaron atónitos al encontrar unos 38 millones de trozos de basura que habían llegado hasta sus playas, se conoció el martes.
Casi toda la basura que encontraron en la isla Henderson estaba hecha de plástico. Había soldados de juguete, dominós, cepillos de dientes y cientos de cascos de todas las formas, tamaños y colores.
Redes y boyas de pescar, cascos, mecheros, cepillos de dientes y envases de plástico forman parte del cúmulo de desperdicios, aunque la mayoría son “objetos sin identificar de los algunos solo miden un milímetro”, explicó a Efe Jennifer Lavers, del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania.
Lavers participó en el estudio que la ONG ecologista británica RSPB llevó a cabo en Henderson y que constató la presencia de 671 restos de basura por metro cuadrado en la isla, el más alto índice del globo, según la revista científica Proceedings de la National Academy of Science.
Los investigadores señalaron que esa densidad de basura es la mayor registrada en cualquier lugar del mundo, a pesar de lo remoto de la isla. El lugar se encuentra aproximadamente a medio camino entre Nueva Zelanda y Chile, y está reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Despojos de Japón, China y Estados Unidos, pero también de Chile, Ecuador y Perú o de países más alejados, como Alemania, Francia, España y Reino Unido, acaban en esa isla descubierta por el portugués Pedro Fernandes de Queirós en 1606 y que forma parte del archipiélago británico de Pitcairn.
La científica Jennifer Lavers, de la Universidad de Tasmania, era la autora principal del reporte, publicado el martes en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”.
Agencias
Foto: @IMASUTAS