“El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlas ignorantes”
Maximilien Robespierre
No hace falta explicar a detalle lo que una pregunta como la planteada al inicio de este artículo supone…
Como hacía mucho tiempo atrás no se suscitaba, hace 357 días, México se estremeció. No por frío o emoción, sí por miedo y por el compromiso de ser un solo México, una sola nación. Miles de jóvenes, los llamados millennials o generación Y (los rezagados de la sociedad como muchos aseguran sentirse en pleno siglo XXI) y generaciones enteras se solidarizaron en torno al sismo que enterró patrimonios completos, principalmente en Juchitán, Oaxaca. La ayuda venía de todos lados sin importar ideología, rol o estatus social, lo importante era ayudar, demostrar que juntos, somos más.
Curiosamente hace unos días, coincidiendo con aquel fatídico acontecer, los universitarios lograron convocar a más de 30 mil personas a una marcha en torno a la brutal y estólida golpiza que propinó un grupo de los denominados “porros” a alumnos del CCH Azcapotzalco, quienes exigían la salida de los pseudo estudiantes de todo centro educativo de la Máxima Casa de Estudios. Fue en ciudad universitaria en donde acaeció el lamentable encontronazo: estudiantes vs quienes cohabitan para mal los espacios con autonomía constitucional.
Pero, ¿porqué traigo a flote ambos aconteceres en un mismo escrito? He aquí una profunda reflexión amable lector. El cisma universitario y el sismo derivado de un movimiento de tierra natural, hacen del mes de septiembre la eterna agonía de que año con año, ya nada volverá a ser igual.
Un sismo natural provocado por el rechazo de la comunidad universitaria al tener que cargar con el peso de aquellos viejos fósiles estudiantiles, en cuya “arcaica forma de ser,” han preponderado el nivel e integridad a la cátedra, por encima de la seguridad interna y la autonomía de la que goza la UNAM desde hace 89 años en un intento por excomulgar a las oscuras manos partidistas de toda ideología interna. ¿Quién tiene la razón? ¿En qué clase de mundo nos tocó coexistir?
La historia apenas germina. La semana que inicia nos dará el tiempo y el espacio necesarios, para observar como miles de jóvenes habrán de contener la embestida que desea apropiarse de la academia al precio que sea, aún con la sangre joven de universitarios que desean solo eso, estudiar y obedecer al mandato natural de todo adolescente, ser alguien en la vida.
A manera de conclusión, como joven analista político de mi México, expreso mi solidaridad y simpatía a toda la comunidad universitaria de nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fuera porros.
Fuera ideologías.
Que se respete la integridad sin cortapisas, la autonomía.
Claudia Mollinedo
Analista político y conductora de noticias
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@mollinedoficial
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